31/03/2022, 14:09
El tipo se puso brabucón, comentando incluso que tenía suerte de que no se defendía. El muy cabrón, encima de que robaba se iba a poner con esas formas. Y aún así, terminó por sacar su billetera, y tomando de ésta el dinero que bien no le pertenecía. Todo parecía ir sobre ruedas, al menos por el momento, y fuese suerte o no lo que sí podía afirmar el Senju, es que había terminado saliéndose con la suya. Tomó sin reproche el dinero, y trató de desenmarañar el hilo atado al arma.
«Con el dinero no se juega. Eso está escrito en los sagrados libros... ¡VAYA QUE SÍ!»
Pero el hombro no tuvo otra cosa que decir, no tuvo una mejor idea. Inquiría ahora que no fuese a delatarle, como si tuviese ese derecho, o ese privilegio. Pero no es que lo pidiese por favor, o de buenas maneras. No, no señor. El tipo venía exigiéndolo, como un derecho intrínseco a la devolución de lo que había robado. Siete arqueó la ceja en lo que le miraba con una picaresca sonrisa.
—¿Sabes? —Preguntó, sabiendo bien que el tipo no sabía por dónde iba a salir Siete. —Has devuelto los 50 ryos de la sombrilla, pero... el servicio de no delatar a ladrones cuesta otros 50 ryos.
Ahora, las tornas cambiaban.
»Cosas de negocios, ya sabes.
«Con el dinero no se juega. Eso está escrito en los sagrados libros... ¡VAYA QUE SÍ!»
Pero el hombro no tuvo otra cosa que decir, no tuvo una mejor idea. Inquiría ahora que no fuese a delatarle, como si tuviese ese derecho, o ese privilegio. Pero no es que lo pidiese por favor, o de buenas maneras. No, no señor. El tipo venía exigiéndolo, como un derecho intrínseco a la devolución de lo que había robado. Siete arqueó la ceja en lo que le miraba con una picaresca sonrisa.
—¿Sabes? —Preguntó, sabiendo bien que el tipo no sabía por dónde iba a salir Siete. —Has devuelto los 50 ryos de la sombrilla, pero... el servicio de no delatar a ladrones cuesta otros 50 ryos.
Ahora, las tornas cambiaban.
»Cosas de negocios, ya sabes.