2/04/2022, 23:49
— Ayer os llevasteis a Kimi. ¿Qué es lo que queréis?
Mientras Raijin parecía perder la paciencia por momentos, el informador se levantó de golpe, sorprendido.
— ¿¡Que le ha pasado qué a Kimi-chan!?
Cruzado de brazos, el Kaminari le mantuvo la mirada. No se creía que no supiera de lo que hablaba.
— Si es así, tendréis que encontrar a Mika-chan. Ella seguro que...
— Minami-san. —Corrigió Raijin, interrumpiéndolo.
— Tendréis que encontrar a Minami-san... ella seguro que sabrá algo. —Dijo, y se rio algo nerviosamente. Parecía intimidado por Raijin—. Por suerte yo sé dónde está, porque la he estado siguiendo.
Carraspeó, antes de sacar un pequeño mapa improvisado, probablemente dibujado a mano por él mismo.
— La he visto esconderse en una cueva, al Este de esta ciudad. Con ella habían al menos una decena de personas, pero ellos no tienen importancia. —Les explicó—. También me han informado que ayer se le vio en la ciudad, pero sin lugar a dudas ahora mismo debe encontrarse en esa cueva.
Raijin tomó el mapa y lo miró, a la vista de Chika.
— Espero que no se trate de una trampa.
— No, no. Lo prometo. —Les dijo, agitando las manos frente a su rostro, que ahora que podían verlo al menos de nariz hacia abajo por el ángulo, pudieron comprobar que estaba igual de quemado que sus manos—. A mí también me gustaría que encontraran a Mi...nami-san...
Raijin se vio tentado a volver a preguntarle por su identidad y sus intenciones, pero creía saber la respuesta que recibiría. Así que simplemente se levantó y le hizo una seña a su hija para que lo acompañase.
— Tengan cuidado. —Les advirtió, antes de que saliesen del local—. Creo... creo que le sucede algo. No parecer ser quien era.
Mientras Raijin parecía perder la paciencia por momentos, el informador se levantó de golpe, sorprendido.
— ¿¡Que le ha pasado qué a Kimi-chan!?
Cruzado de brazos, el Kaminari le mantuvo la mirada. No se creía que no supiera de lo que hablaba.
— Si es así, tendréis que encontrar a Mika-chan. Ella seguro que...
— Minami-san. —Corrigió Raijin, interrumpiéndolo.
— Tendréis que encontrar a Minami-san... ella seguro que sabrá algo. —Dijo, y se rio algo nerviosamente. Parecía intimidado por Raijin—. Por suerte yo sé dónde está, porque la he estado siguiendo.
Carraspeó, antes de sacar un pequeño mapa improvisado, probablemente dibujado a mano por él mismo.
— La he visto esconderse en una cueva, al Este de esta ciudad. Con ella habían al menos una decena de personas, pero ellos no tienen importancia. —Les explicó—. También me han informado que ayer se le vio en la ciudad, pero sin lugar a dudas ahora mismo debe encontrarse en esa cueva.
Raijin tomó el mapa y lo miró, a la vista de Chika.
— Espero que no se trate de una trampa.
— No, no. Lo prometo. —Les dijo, agitando las manos frente a su rostro, que ahora que podían verlo al menos de nariz hacia abajo por el ángulo, pudieron comprobar que estaba igual de quemado que sus manos—. A mí también me gustaría que encontraran a Mi...nami-san...
Raijin se vio tentado a volver a preguntarle por su identidad y sus intenciones, pero creía saber la respuesta que recibiría. Así que simplemente se levantó y le hizo una seña a su hija para que lo acompañase.
— Tengan cuidado. —Les advirtió, antes de que saliesen del local—. Creo... creo que le sucede algo. No parecer ser quien era.