3/04/2022, 01:27
Raijin le sonrió a su hija. Con que lo intentase era suficiente para él, pues él estaría allí para ayudarla si fallaba.
— De acuerdo. ¿Estás lista?
Al avanzar poco más, los Kaminari dieron con algo de vegetación densa, antes de dar con un claro que tenía, en todo el medio, una cueva que de ninguna manera había aparecido allí de forma natural.
Frente a ella había una decena de jóvenes. Algunos de ellos hacían guardia, mientras otros entrenaban Taijutsu entre ellos.
El padre de Chika no se escondió y se acercó a ellos.
— ¡Alto! ¿Quiénes sois? —Chika reconoció la voz.
— Vine a ver a Minami Mika. ¿Está aquí?
— De acuerdo. ¿Estás lista?
Al avanzar poco más, los Kaminari dieron con algo de vegetación densa, antes de dar con un claro que tenía, en todo el medio, una cueva que de ninguna manera había aparecido allí de forma natural.
Frente a ella había una decena de jóvenes. Algunos de ellos hacían guardia, mientras otros entrenaban Taijutsu entre ellos.
El padre de Chika no se escondió y se acercó a ellos.
— ¡Alto! ¿Quiénes sois? —Chika reconoció la voz.
— Vine a ver a Minami Mika. ¿Está aquí?