Los hombres ganaron confianza al ver que las dos kunoichis eran mucho más credulas, amables de lo que se esperaban.
— Volviamos de la taberna y nos detuvo para decirnos que nos pagaría si nos quedabamos en el camino del rio para avisar a la gente de que habría inundaciones. No parecía nada del otro mundo y gastar un par de horas con esta buena brisa es algo refrescante y así disimulas mejor el alcohol al llegar a casa.
Ambos sonrieron ante la complicidad que se tenían.
— Volviamos de la taberna y nos detuvo para decirnos que nos pagaría si nos quedabamos en el camino del rio para avisar a la gente de que habría inundaciones. No parecía nada del otro mundo y gastar un par de horas con esta buena brisa es algo refrescante y así disimulas mejor el alcohol al llegar a casa.
Ambos sonrieron ante la complicidad que se tenían.