8/04/2022, 04:47
Oh, me gustaba que la chica fénix fuese tan temática, pues había ya comenzado a incendiar el lugar.
—Debiste esperar a que salieramos antes del incendio, Suzaku. —Alcé las manos de nuevo, atrayendo a Suiken de vuelta a mí y lanzando mi Sōshu de nuevo, esta vez contra el cocinero a quien la pelirrosa había pateado [-40PV]
Sin embargo, él no retrocedió tanto como el otro, y lanzó dos cuchillazos hacia la chica [-18PV o -22PV cada uno]. Éste parecía el más enojado de los tres.
El segundo, a quien yo había atacado primero, pareció decidir que yo también era peligrosa, así que recuperó el equilibrio y rodeó la mesa, cuchillo en ristre. Pero yo ya había comenzado a moverme, instada por ambos chicos para salir del lugar. Rodeé a Natsu, poniéndolo definitivamente no a propósito entre el del cuchillo y el tercer cocinero, el del par de navajas, y yo. Afortunadamente, el peliblanco también estaba haciendo su parte, y le había lanzado una patada explosiva a uno para lanzarlo contra el más gordo, quien perdió el equilibrio y cayó junto con él.
Por el momento, sólo quedaba un cocinero, quien rodeaba la mesa en dirección mía y de Natsu, y la mujer, quien tenía una expresión entre preocupada y molesta. Ojalá que se quitara de la puerta. ¿Lo haría si se pedimos cordialmente?
—Debiste esperar a que salieramos antes del incendio, Suzaku. —Alcé las manos de nuevo, atrayendo a Suiken de vuelta a mí y lanzando mi Sōshu de nuevo, esta vez contra el cocinero a quien la pelirrosa había pateado [-40PV]
Sin embargo, él no retrocedió tanto como el otro, y lanzó dos cuchillazos hacia la chica [-18PV o -22PV cada uno]. Éste parecía el más enojado de los tres.
El segundo, a quien yo había atacado primero, pareció decidir que yo también era peligrosa, así que recuperó el equilibrio y rodeó la mesa, cuchillo en ristre. Pero yo ya había comenzado a moverme, instada por ambos chicos para salir del lugar. Rodeé a Natsu, poniéndolo definitivamente no a propósito entre el del cuchillo y el tercer cocinero, el del par de navajas, y yo. Afortunadamente, el peliblanco también estaba haciendo su parte, y le había lanzado una patada explosiva a uno para lanzarlo contra el más gordo, quien perdió el equilibrio y cayó junto con él.
Por el momento, sólo quedaba un cocinero, quien rodeaba la mesa en dirección mía y de Natsu, y la mujer, quien tenía una expresión entre preocupada y molesta. Ojalá que se quitara de la puerta. ¿Lo haría si se pedimos cordialmente?
Diálogo (Darkorchid)