8/04/2022, 16:29
Pese a que las miradas no le hacían pasar desapercibido, eso bien poco le importaba al Senju. Las constantes miradas y puchicheos era algo con lo que sabía lidiar desde hacía muchos años. Le importaba como un pimiento, tres cuartos de pepino y medio calabacín lo que pudiesen pensar o hablar de él. Hayato prosiguió su camino hasta llegar a la tienda, donde poco tardó en trasvasar el umbral de la puerta, volviendo a ver la cara del auténtico vendedor de la tienda. El hombre transmitió su preocupación por la situación, preguntando a Siete qué había pasado.
—Pues verá, lo siento mucho por todo el jaleo... —Se disculpó por el alboroto, eso lo primero. —Pero vine a comprar una sombrilla, y resulta que me "atendió" ese tipo que salió corriendo. Claro, cuando me di cuenta de lo que pasaba, ya casi no llegaba a alcanzarlo... la verdad, las aptitudes físicas no son mi especialidad. Pero por suerte, un shinobi siempre guarda más de un as bajo la manga.
»Siento mucho no haber podido hablar antes, pero si hay algo que odio, son los rateros.
Suspiró, pensando en la de veces que le habían tomado a él por ratero, o algo peor. La verdad, siempre había estado rodeado de gente con reputación dudosa, pero pese a ello jamás se había inmiscuido en ese tipo de asuntos. Los robos y hurtos baratos no eran un buen negocio, y eso lo sabía de buena tinta.
—Perdón por la indiscreción, pero... ¿ese tipo de hurtos es común por aquí? Como bien puede ver, soy un forastero... quizás se tomaron esa libertad por no ser de aquí.
—Pues verá, lo siento mucho por todo el jaleo... —Se disculpó por el alboroto, eso lo primero. —Pero vine a comprar una sombrilla, y resulta que me "atendió" ese tipo que salió corriendo. Claro, cuando me di cuenta de lo que pasaba, ya casi no llegaba a alcanzarlo... la verdad, las aptitudes físicas no son mi especialidad. Pero por suerte, un shinobi siempre guarda más de un as bajo la manga.
»Siento mucho no haber podido hablar antes, pero si hay algo que odio, son los rateros.
Suspiró, pensando en la de veces que le habían tomado a él por ratero, o algo peor. La verdad, siempre había estado rodeado de gente con reputación dudosa, pero pese a ello jamás se había inmiscuido en ese tipo de asuntos. Los robos y hurtos baratos no eran un buen negocio, y eso lo sabía de buena tinta.
—Perdón por la indiscreción, pero... ¿ese tipo de hurtos es común por aquí? Como bien puede ver, soy un forastero... quizás se tomaron esa libertad por no ser de aquí.