8/02/2016, 18:12
La intervención de su madre sentenció el pequeño malentendido que habían disputado él y Zetsuo, y sintió como si alguien acabase de liberarlo de debajo de una piedra de varias toneladas. Con la crudeza de la mirada aguamarina de Zetsuo retirada de la suya, volvió a meterse las manos en el bolsillo, a seguir al resto tranquilamente y sin molestar a nadie. Bajó la mirada y se dedicó a tararear mentalmente una cancioncilla mientras el grupo caminaba hacia el grupo de riscos.
Ayame se acercó con sus pasitos de ciervo y se puso junto a él. La vio mirándole de reojo en unas cuantas ocasiones, y comprendió que la muchacha quería decirle algo.
Sonrió. Al fin la muchacha había vuelto a ser la misma. La misma chica inquieta, un poquito torpe y... bastante corta. No pudo evitar hacer un mohín cuando la muchacha dijo:
—Oye... Danbaku-san es tu padre, ¿no? P... ¿Por qué no ha venido con vosotros?
—Pensé que no tenía que decirlo directamente para que te dieses cuenta, Ayame. Está muerto. Murió hace mucho. —Daruu apartó la mirada. Era consciente de que había hablado con un tono demasiado incisivo. No había podido evitarlo—. Lo siento. No me gusta hablar mucho sobre el tema. Acepté su muerte hace años, pero recordar que sucedió no me hace ningún bien.
Sin pensarlo demasiado, cambió de tema enseguida para no crear un silencio incómodo:
—¿No te hace ilusión participar en un evento de este calibre? —Una pregunta un poco tonta. Ni siquiera estaba seguro él de si era buena idea presentarse. Tenía sentimientos encontrados. Una parte de él, claro, quería ganar, o al menos avanzar unas cuantas rondas. Y ahora que le había echado el pulso a Zetsuo...
...otra parte de él tenía miedo de que los rivales fuesen muy fuertes, o le lastimaran y tuviera que retirarse. O de que alguien le diese un tajo en la cara y lo dejase marcado para siempre, por ejemplo.
Ayame se acercó con sus pasitos de ciervo y se puso junto a él. La vio mirándole de reojo en unas cuantas ocasiones, y comprendió que la muchacha quería decirle algo.
Sonrió. Al fin la muchacha había vuelto a ser la misma. La misma chica inquieta, un poquito torpe y... bastante corta. No pudo evitar hacer un mohín cuando la muchacha dijo:
—Oye... Danbaku-san es tu padre, ¿no? P... ¿Por qué no ha venido con vosotros?
—Pensé que no tenía que decirlo directamente para que te dieses cuenta, Ayame. Está muerto. Murió hace mucho. —Daruu apartó la mirada. Era consciente de que había hablado con un tono demasiado incisivo. No había podido evitarlo—. Lo siento. No me gusta hablar mucho sobre el tema. Acepté su muerte hace años, pero recordar que sucedió no me hace ningún bien.
Sin pensarlo demasiado, cambió de tema enseguida para no crear un silencio incómodo:
—¿No te hace ilusión participar en un evento de este calibre? —Una pregunta un poco tonta. Ni siquiera estaba seguro él de si era buena idea presentarse. Tenía sentimientos encontrados. Una parte de él, claro, quería ganar, o al menos avanzar unas cuantas rondas. Y ahora que le había echado el pulso a Zetsuo...
...otra parte de él tenía miedo de que los rivales fuesen muy fuertes, o le lastimaran y tuviera que retirarse. O de que alguien le diese un tajo en la cara y lo dejase marcado para siempre, por ejemplo.