26/04/2022, 17:45
Había una vez un par de kunoichis más perdidas que el barco del arroz. Esas eran Kimi y Jun. Por lo menos, esa era la impresión que le daban a la misteriosa mujer. Ella solo suspiró cuando la Nara cambió de opinion por segunda vez en menos de cinco minutos.
— Bien, pues si a las señoras kunoichis no se les antoja nada más, marcho. — comentó mientras se levantaba y marchaba a la puerta.
Si ninguna de las dos la detenía, saldría y empezaría a andar en la dirección en que ellas habían venido, sin prisa.
— Bien, pues si a las señoras kunoichis no se les antoja nada más, marcho. — comentó mientras se levantaba y marchaba a la puerta.
Si ninguna de las dos la detenía, saldría y empezaría a andar en la dirección en que ellas habían venido, sin prisa.