29/04/2022, 09:35
Daigo sintió conflicto con cada paso que daba. Sabía que lo que hacía estaba mal, pero lo necesitaban para sobrevivir. Aunque él no fuese a probar bocado, y no lo iba a ser, su grupo lo necesitaba para sobrevivir.
Fue desenredando la cadena de su mano derecha según se acercaba.
Los gritos de la Matasanos le llegaban, vaya que sí. Cualquiera diría que después del engaño que había sufrido antes por su parte ya no escucharía tonterías como "¡es ni amigo!" Y cosas así, pero es que si no era su amigo, tenía que ser el amigo de alguien.
O el compañero de alguien, o el hermano, o el padre, o el amante, y ahora estaba muerto.
Aún así, Daigo no reaccionó al escuchar entonces los gritos de la Ciega, pero no fue fácil. Para ello tuvo que hacer como un Yotsuki que recubre su cuerpo de electricidad para pelear y recubrirse él de una densa capa de frialdad, especialmente alrededor de su corazón. La decisión estaba tomada y no iba a echarse atrás.
En cuanto mordiscos empezó a correr hacia él para placarlo, Daigo agitó la cadena de su mano derecha directamente hacia su tobillo derecho para atraparlo y tirar de él con fuerza, aprovechando que ya venía corriendo hacia adelante para hacerlo caer al suelo (10 PV).
Pero no sé quedó ahí, pues si lo hacía caer aprovecharía la inercia para traerlo hasta él y lanzarle dos puñetazos directos a la mandíbula con la zurda (24 PV cada uno). No buscaba matarlo, pero no parecía tener problemas en intentar desencajarle la mandíbula.
Levantó la mirada. Sabía que La Hambrienta debía seguir herida, pero no podía confiarse. El resto podía llegar en cualquier momento.
Fue desenredando la cadena de su mano derecha según se acercaba.
Los gritos de la Matasanos le llegaban, vaya que sí. Cualquiera diría que después del engaño que había sufrido antes por su parte ya no escucharía tonterías como "¡es ni amigo!" Y cosas así, pero es que si no era su amigo, tenía que ser el amigo de alguien.
O el compañero de alguien, o el hermano, o el padre, o el amante, y ahora estaba muerto.
Aún así, Daigo no reaccionó al escuchar entonces los gritos de la Ciega, pero no fue fácil. Para ello tuvo que hacer como un Yotsuki que recubre su cuerpo de electricidad para pelear y recubrirse él de una densa capa de frialdad, especialmente alrededor de su corazón. La decisión estaba tomada y no iba a echarse atrás.
En cuanto mordiscos empezó a correr hacia él para placarlo, Daigo agitó la cadena de su mano derecha directamente hacia su tobillo derecho para atraparlo y tirar de él con fuerza, aprovechando que ya venía corriendo hacia adelante para hacerlo caer al suelo (10 PV).
Pero no sé quedó ahí, pues si lo hacía caer aprovecharía la inercia para traerlo hasta él y lanzarle dos puñetazos directos a la mandíbula con la zurda (24 PV cada uno). No buscaba matarlo, pero no parecía tener problemas en intentar desencajarle la mandíbula.
Levantó la mirada. Sabía que La Hambrienta debía seguir herida, pero no podía confiarse. El resto podía llegar en cualquier momento.