30/04/2022, 00:47
Todo sucedió en apenas unos segundos. Mordiscos fue el primero en atacar, como casi siempre pasaba, con el resto de su grupo atrás para darle apoyo. Pero no hubo tiempo a brindarle tal cosa. Solo a gritar, espantados. La mismísima Coleccionista retrocedió unos pasos al verlo. La mismísima Estranguladora abrió la boca, desencajada por la impresión.
Daigo fue inclemente. Implacable. Intratable. Como si fuese el mensajero preferido de Izanami, envió a la Diosa de la Muerte un nuevo obsequio en la misma noche. Cuando las cadenas tiraron del tobillo de Mordiscos, el hombretón cayó de espaldas contra el suelo y su nuca se estrelló contra la roca. Aturdido, se vio arrastrado por las cadenas y…
Y Daigo le envió a las profundidades del Yomi. Sus puños envueltos en cadenas golpearon sin piedad el rostro de Mordiscos. El primero acertó donde quería: en la mandíbula. El segundo, en un movimiento extraño por parte de la cabeza de su víctima, le alcanzo la mejilla. Le dio tal golpetazo que su nuca se estampó de nuevo contra la roca…
… rompiéndole el maldito cráneo.
El mundo a su alrededor quedó en shock. Por primera vez, los habitantes del Ojete de Ōnindo vieron al verdadero Daigo.
—Dios santo… —La Matasanos quedó tan impresionada que se interrumpió con el brazo a medio cortar.
—Qué cojones… ¿Mordiscos…?
Mordiscos estaba muerto. La Hambrienta y los suyos habían pasado de ser el grupo más numeroso y temido a perder a dos de sus mejores luchadores. Las reglas estaban a punto de cambiar. Los muertos seguían creciendo. Lo bueno de todo aquello era que…
—Bueno… Ahora podemos compartir la comida… ¿eh? —dijo, un tanto nerviosa, la Faraonesa.
Daigo fue inclemente. Implacable. Intratable. Como si fuese el mensajero preferido de Izanami, envió a la Diosa de la Muerte un nuevo obsequio en la misma noche. Cuando las cadenas tiraron del tobillo de Mordiscos, el hombretón cayó de espaldas contra el suelo y su nuca se estrelló contra la roca. Aturdido, se vio arrastrado por las cadenas y…
Y Daigo le envió a las profundidades del Yomi. Sus puños envueltos en cadenas golpearon sin piedad el rostro de Mordiscos. El primero acertó donde quería: en la mandíbula. El segundo, en un movimiento extraño por parte de la cabeza de su víctima, le alcanzo la mejilla. Le dio tal golpetazo que su nuca se estampó de nuevo contra la roca…
Dados 1d10 para Mordiscos: Pifia (1)
… rompiéndole el maldito cráneo.
El mundo a su alrededor quedó en shock. Por primera vez, los habitantes del Ojete de Ōnindo vieron al verdadero Daigo.
—Dios santo… —La Matasanos quedó tan impresionada que se interrumpió con el brazo a medio cortar.
—Qué cojones… ¿Mordiscos…?
Mordiscos estaba muerto. La Hambrienta y los suyos habían pasado de ser el grupo más numeroso y temido a perder a dos de sus mejores luchadores. Las reglas estaban a punto de cambiar. Los muertos seguían creciendo. Lo bueno de todo aquello era que…
—Bueno… Ahora podemos compartir la comida… ¿eh? —dijo, un tanto nerviosa, la Faraonesa.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado