30/04/2022, 11:42
Al tirar de la manta se encontraría con una imagen dura cuanto menos. Se trataba de Kinumi, la kunoichi de largo y sedoso cabello negro con la que había estado entrenando, pero en un estado deplorable. Sus ojos vidriosos apenas se movieron a ver a Toshio.
Sus ropas estaban arañadas por casi todas partes, de golpes, caidas o cortes. Estaba despeinada y ensangrentada, con la bandana practicamente colgando de la cabeza. Tenía toda una pierna llena de senbons y varios hematomas en brazos y abdomen. Parecía haber sido emboscada y haber conseguido llegar hasta allí de puro milagro. ¿Cómo había conseguido perder a sus perseguidores en aquel estado? Tal vez aquí el novato era Toshio.
Sus ropas estaban arañadas por casi todas partes, de golpes, caidas o cortes. Estaba despeinada y ensangrentada, con la bandana practicamente colgando de la cabeza. Tenía toda una pierna llena de senbons y varios hematomas en brazos y abdomen. Parecía haber sido emboscada y haber conseguido llegar hasta allí de puro milagro. ¿Cómo había conseguido perder a sus perseguidores en aquel estado? Tal vez aquí el novato era Toshio.