5/05/2022, 20:02
Al abrir la puerta, se encontraría a una mujer que reconocía. Era la sirvienta rubia que le había atendido las dos veces que había ido a casa de Kinumi para las misiones. También la habría visto repetidamente con la kunoichi. No sabía su nombre. Tal vez nunca había llegado a preguntarselo o no se acordaba. La pobre mujer parecía muy fuera de su elemento, en lugar de su tranquilidad y seriedad habitual, estaba algo nerviosa.
— Oh, ¿Kurogane-san? ¿Está la señorita con usted? — si estaba allí, seguramente sabía la respuesta, pero parecía demasiado nerviosa para ir con esa confianza.
Entre sus manos, agarrada con fuerza, tenía un sobre. Miraba a los alrededores con frecuencia, un par de veces antes y después de hablar.
— Oh, ¿Kurogane-san? ¿Está la señorita con usted? — si estaba allí, seguramente sabía la respuesta, pero parecía demasiado nerviosa para ir con esa confianza.
Entre sus manos, agarrada con fuerza, tenía un sobre. Miraba a los alrededores con frecuencia, un par de veces antes y después de hablar.