5/05/2022, 22:22
El mundo a su alrededor, lleno de penumbras y sombras, estaba lleno de siluetas a sus ojos. Siluetas que le observaban. Siluetas impacientes. Aunque, ahora que se daba cuenta, faltaba una.
—¿Ciega? Ciega, despierta, coño —dijo, dándole una patada. Extrañamente, no se movió—. Ciega, cooooño.
A la segunda patada quedó claro que algo pasaba. La Hambrienta se echó sobre ella y empezó a sacudirla. Se dio cuenta de algo en el cuello y se lo palpó.
—La han… degollado. Q-quién… Justo ahora que íbamos a escapar… —Una risita se oyó de fondo—. ¿¡Quién cojones ha sido!? ¡¿Quién ha sido?!
La Matasanos miró a Daigo y negó con la cabeza muy levemente. Risitas volvió a reír y la Llorona se abrazó con fuerza a Daigo.
—¿Ciega? Ciega, despierta, coño —dijo, dándole una patada. Extrañamente, no se movió—. Ciega, cooooño.
A la segunda patada quedó claro que algo pasaba. La Hambrienta se echó sobre ella y empezó a sacudirla. Se dio cuenta de algo en el cuello y se lo palpó.
—La han… degollado. Q-quién… Justo ahora que íbamos a escapar… —Una risita se oyó de fondo—. ¿¡Quién cojones ha sido!? ¡¿Quién ha sido?!
La Matasanos miró a Daigo y negó con la cabeza muy levemente. Risitas volvió a reír y la Llorona se abrazó con fuerza a Daigo.