6/05/2022, 16:27
La pobre mujer no sabía qué cara poner ante las palabras tan confiadas de Toshio, casi le hablaba como si fuese su prima segunda del pueblo que había venido de visita. Y sin el casi. Finalmente, hizo una última reverencia mientras le pasaba la carta y se marchó, dejando a Toshio con sus cosas de herrero.
A altas horas de la tarde, casi entrando en la noche, Kinumi se despertaría. Sin decir nada, ni siquiera mirar a Toshio que estaba ahí, se iría hacia el lavabo. Andando, como si tal cosa. A medio camino recordó que no era su casa y se redirigió, para ir a donde Toshio tenía el baño. No hizo ni una mueca ni un quejido ni una queja ni ningún otro signo de que le doliese algo.
Debía de ser la siesta más reparadora de la historia.
Si Toshio no le decía nada, volvería a meterse en la cama con todos los pelos despeinados y casi sin abrir los ojos del todo en ningún momento.
A altas horas de la tarde, casi entrando en la noche, Kinumi se despertaría. Sin decir nada, ni siquiera mirar a Toshio que estaba ahí, se iría hacia el lavabo. Andando, como si tal cosa. A medio camino recordó que no era su casa y se redirigió, para ir a donde Toshio tenía el baño. No hizo ni una mueca ni un quejido ni una queja ni ningún otro signo de que le doliese algo.
Debía de ser la siesta más reparadora de la historia.
Si Toshio no le decía nada, volvería a meterse en la cama con todos los pelos despeinados y casi sin abrir los ojos del todo en ningún momento.