6/05/2022, 17:34
Pasaron varios segundos antes de que algunos sonidos mecánicos le respondieran. Un lado de la puerta empezó a mecerse, abriéndose hacia dentro, y pronto hubo un espacio lo suficientemente ancho como para dejar pasar a tres personas codo a codo. Una mujer joven de largos cabellos rubios plateados y lo que evidentemente era un uniforme le recibió. Le miró detenidamente por varios segundos, luego le ofreció una reverencia.
—Saludos, Zhaoren Lyndis-sama. Es un enorme placer conocerla. Bienvenida a la casa Sagisō. La familia le espera.
Ranko les había dejado una detallada descripción de Lyndis, aunque sería muy fácil identificar a una chica muy alta de cabellos plateados y una marca oscura alrededor de los ojos.
La joven sirviente dio media vuelta y caminó por la senda. Había un jardín, enorme, aunque menos ornamentado que el de Notsuba, con varios árboles pequeños, pero bastante bien cuidados. Si miraba atrás, Lyndis vería a un par más de sirvientes empujando la puerta y cerrándola con un gran mecanismo.
La casa en sí era gigantesca, digna de la aristocracia, aunque claro, no le llegaba a la casa de un señor feudal. Tenía tres plantas y era muy amplia, de exterior impecable. A diferencia de la de Notsuba, se veían sirvientes cada tanto, moviendo cosas de un lado a otro, o encargándose del jardín o de quehaceres variados.
Al llegar a la puerta y abrirla, una segunda mujer los recibió. Era más alta que Ranko, de piel tan morena como la de ella. Tenía una larga cabellera carmesí, y vestía un elegantísimo kimono, aunque parecía no haber podido arreglarlo bien. Le faltaba el brazo derecho hasta un poquito encima del codo. La sirvienta se quedó en la puerta e hizo un gesto a Lyndis para que entrara.
—Komachi-sama, he aquí Zhaoren Lyndis-sama. —le presentó.
Sagisō Komachi no habló por el momento, sólo sonrió, dándole oportunidad a la peliplateada de dar su primera impresión.
—Saludos, Zhaoren Lyndis-sama. Es un enorme placer conocerla. Bienvenida a la casa Sagisō. La familia le espera.
Ranko les había dejado una detallada descripción de Lyndis, aunque sería muy fácil identificar a una chica muy alta de cabellos plateados y una marca oscura alrededor de los ojos.
La joven sirviente dio media vuelta y caminó por la senda. Había un jardín, enorme, aunque menos ornamentado que el de Notsuba, con varios árboles pequeños, pero bastante bien cuidados. Si miraba atrás, Lyndis vería a un par más de sirvientes empujando la puerta y cerrándola con un gran mecanismo.
La casa en sí era gigantesca, digna de la aristocracia, aunque claro, no le llegaba a la casa de un señor feudal. Tenía tres plantas y era muy amplia, de exterior impecable. A diferencia de la de Notsuba, se veían sirvientes cada tanto, moviendo cosas de un lado a otro, o encargándose del jardín o de quehaceres variados.
Al llegar a la puerta y abrirla, una segunda mujer los recibió. Era más alta que Ranko, de piel tan morena como la de ella. Tenía una larga cabellera carmesí, y vestía un elegantísimo kimono, aunque parecía no haber podido arreglarlo bien. Le faltaba el brazo derecho hasta un poquito encima del codo. La sirvienta se quedó en la puerta e hizo un gesto a Lyndis para que entrara.
—Komachi-sama, he aquí Zhaoren Lyndis-sama. —le presentó.
Sagisō Komachi no habló por el momento, sólo sonrió, dándole oportunidad a la peliplateada de dar su primera impresión.
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