12/05/2022, 03:22
Antes de llegar al matadero, Daigo se detuvo. Porque sí, escuchó a alguien. Una voz que provenía precisamente de la habitación denominada como matadero.
—Oh, la ama quedará muy contenta con el reshultado. Shiii, shiii, qué bonita criatura. Que hermoshura de la naturaleza.
Algo había en aquella voz que incomodaba al oírla. La persona que la entonaba lo hacía de forma exageradamente aguda, como los típicos adultos al hablar con un bebé. Se oyó el sonido de una radial.
—A ver, pequeñín, el último retoque… Oh, shííii, shíii. Mira qué guapo eres. La ama estará encantada.
—Oh, la ama quedará muy contenta con el reshultado. Shiii, shiii, qué bonita criatura. Que hermoshura de la naturaleza.
Algo había en aquella voz que incomodaba al oírla. La persona que la entonaba lo hacía de forma exageradamente aguda, como los típicos adultos al hablar con un bebé. Se oyó el sonido de una radial.
—A ver, pequeñín, el último retoque… Oh, shííii, shíii. Mira qué guapo eres. La ama estará encantada.