12/05/2022, 23:47
(Última modificación: 13/05/2022, 13:50 por Himura Hana. Editado 1 vez en total.)
— Oye, Kinumi-chan.¿Para qué venimos aquí? ¿Tu padre no se habrá marchado ya?
— No, no creo que se vaya sin...
La joven Uchiha se interrumpió involuntariamente para girar su cabeza en dirección a la mansión, pues había olido algo en el aire. El olor de una mansión en llamas. Aceleró el paso hacia su casa, preocupada por lo que pueda estar sucediendo y fue entonces cuando ambos pudieron ver la columna de humo que surgia de las llamas que había en la parte baja de la mansión.
— No puede ser. — murmuró para sí misma la kunoichi mientras daba un salto por encima de la valla que cercaba la mansión.
Los cimientos de la estructura estaban comprometidos, pues toda su madera estaba en llamas. En el ala oeste había dos bomberos, facilmente identificables por sus uniformes. Estaban haciendo algún tipo de jutsu para contener las llamas. No era un Fuinjutsu ni era un Suiton. Estaban ahogando las llamas lentamente, de forma que la estructura se mantuviese sin cambios. Tampoco era un Futon ni un Raiton.
Durante un instante, que es segundo y medio, más o menos, Kinumi dudó. Miró a varios sitios de la mansión, buscando algo. Y lo encontró. De un salto, desde enfrente de la puerta principal donde estaba, entró por la ventana del primer piso. El primer piso estaba empezando a calar fuego. Había llamas, sí, pero no de las dimensiones y peligrosidad que las de la planta baja. La planta baja era la que estaba a nivel de suelo. Donde estaban ahora pisando el resto de presentes, que no Kinumi, que acababa de saltar a la primera planta.
Por suerte, pudo pasar por la ventana sin romper el cristal, pues este ya había reventado antes de que ni Toshio ni Kinumi hubiesen aparecido en escena. Los trozos de cristal estaban desperdigados a pocos metros enfrente de la fachada, pues habían explotado de dentro hacia fuera. En cualquier caso, el primero en reaccionar fue uno de los bomberos, que dejó colgado a su compañero de inmediato para entrar él en la casa, no sin anter decir:
— ¿Qué cojones? — dijo al ver a la chica meterse, dos segundos más tarde, ya estaba dentro él también.
— ¡Espera! — intentó detenerlo pero el chaval entró detrás de la Uchiha. — Mierda
Viendose desprovisto de la ayuda que necesitaba tan compleja técnica, tuvo que improvisar. Tras unos sellos, Caballo, Tigre y Serpiente, en ese orden y a un ritmo de Destreza 40, empezó a esparcir agua por todo el lugar. Por todo el lugar que alcanzaba, claro, que eran unos diez metros delante suyo. No lo hizo con una alta presión ni en un poderoso chorro, sino como un aspersor funcionanado a toda velocidad. Poco a poco iría calando ese agua en todos los objetos y estructuras cercanas y el fuego iría decayendo.
Sin embargo, al hacer eso, probablemente el lugar no volviera a recuperarse de ello.
— No, no creo que se vaya sin...
La joven Uchiha se interrumpió involuntariamente para girar su cabeza en dirección a la mansión, pues había olido algo en el aire. El olor de una mansión en llamas. Aceleró el paso hacia su casa, preocupada por lo que pueda estar sucediendo y fue entonces cuando ambos pudieron ver la columna de humo que surgia de las llamas que había en la parte baja de la mansión.
— No puede ser. — murmuró para sí misma la kunoichi mientras daba un salto por encima de la valla que cercaba la mansión.
Los cimientos de la estructura estaban comprometidos, pues toda su madera estaba en llamas. En el ala oeste había dos bomberos, facilmente identificables por sus uniformes. Estaban haciendo algún tipo de jutsu para contener las llamas. No era un Fuinjutsu ni era un Suiton. Estaban ahogando las llamas lentamente, de forma que la estructura se mantuviese sin cambios. Tampoco era un Futon ni un Raiton.
Durante un instante, que es segundo y medio, más o menos, Kinumi dudó. Miró a varios sitios de la mansión, buscando algo. Y lo encontró. De un salto, desde enfrente de la puerta principal donde estaba, entró por la ventana del primer piso. El primer piso estaba empezando a calar fuego. Había llamas, sí, pero no de las dimensiones y peligrosidad que las de la planta baja. La planta baja era la que estaba a nivel de suelo. Donde estaban ahora pisando el resto de presentes, que no Kinumi, que acababa de saltar a la primera planta.
Por suerte, pudo pasar por la ventana sin romper el cristal, pues este ya había reventado antes de que ni Toshio ni Kinumi hubiesen aparecido en escena. Los trozos de cristal estaban desperdigados a pocos metros enfrente de la fachada, pues habían explotado de dentro hacia fuera. En cualquier caso, el primero en reaccionar fue uno de los bomberos, que dejó colgado a su compañero de inmediato para entrar él en la casa, no sin anter decir:
— ¿Qué cojones? — dijo al ver a la chica meterse, dos segundos más tarde, ya estaba dentro él también.
— ¡Espera! — intentó detenerlo pero el chaval entró detrás de la Uchiha. — Mierda
Viendose desprovisto de la ayuda que necesitaba tan compleja técnica, tuvo que improvisar. Tras unos sellos, Caballo, Tigre y Serpiente, en ese orden y a un ritmo de Destreza 40, empezó a esparcir agua por todo el lugar. Por todo el lugar que alcanzaba, claro, que eran unos diez metros delante suyo. No lo hizo con una alta presión ni en un poderoso chorro, sino como un aspersor funcionanado a toda velocidad. Poco a poco iría calando ese agua en todos los objetos y estructuras cercanas y el fuego iría decayendo.
Sin embargo, al hacer eso, probablemente el lugar no volviera a recuperarse de ello.