10/02/2016, 19:56
Dio un respingo: el monstruo había hablado. Maldijo a Daruu —aunque él no lo había visto aún— y se sumergió de nuevo en el lago. Antes de lo que habría sido razonable, salió precipitadamente cerca de la orilla. Sí, tenía la piel azul. No, no se lo había imaginado. Y los dientes afilados. Y branquias. Era un pez. Un pez humano.
Un pez humano al que conocía muy bien, pero no había recordado hasta ahora.
Era un tal Kaido, un genin como él. Había visitado la pastelería de su madre en algunas ocasiones. Era un maleducado y un egocéntrico: iba por ahí creyéndose más importante que los demás y siempre ponía los pies en la mesa. Daruu siempre tenía que decirle que los bajara. Normalmente le hacía caso, pero una vez el pescadillo quiso burlarse de él y humillarlo ante el resto del local. Daruu pateó la pata de la silla inclinada, y Kaido cayó al suelo. Los muchachos casi se enzarzan en una pelea de pandilleros allá mismo, si no llega a ser porque Kiroe les separó, y expulsó a Kaido del local.
Desde entonces, no lo había vuelto a ver por allí.
——Mira, voy a pensar que no lo has hecho a propósito, ¿vale? —comentó, extrañamente conciliador—. ahora mismo no estoy para darme de hostias con nadie. Aunque podría patearte el culo fácilmente, que lo sepas.
Se arrojó sobre un matorral cercano.
—Sí, aquél día parecías muy seguro de ti mismo, Kaido —dijo él—. Lástima que mi madre nos separara. Estuve muy cerca de enseñarte tu lugar en la cadena alimenticia. ¡NINGUNO! ¡YO NO COMO PESCADO!
Un pez humano al que conocía muy bien, pero no había recordado hasta ahora.
Era un tal Kaido, un genin como él. Había visitado la pastelería de su madre en algunas ocasiones. Era un maleducado y un egocéntrico: iba por ahí creyéndose más importante que los demás y siempre ponía los pies en la mesa. Daruu siempre tenía que decirle que los bajara. Normalmente le hacía caso, pero una vez el pescadillo quiso burlarse de él y humillarlo ante el resto del local. Daruu pateó la pata de la silla inclinada, y Kaido cayó al suelo. Los muchachos casi se enzarzan en una pelea de pandilleros allá mismo, si no llega a ser porque Kiroe les separó, y expulsó a Kaido del local.
Desde entonces, no lo había vuelto a ver por allí.
——Mira, voy a pensar que no lo has hecho a propósito, ¿vale? —comentó, extrañamente conciliador—. ahora mismo no estoy para darme de hostias con nadie. Aunque podría patearte el culo fácilmente, que lo sepas.
Se arrojó sobre un matorral cercano.
—Sí, aquél día parecías muy seguro de ti mismo, Kaido —dijo él—. Lástima que mi madre nos separara. Estuve muy cerca de enseñarte tu lugar en la cadena alimenticia. ¡NINGUNO! ¡YO NO COMO PESCADO!