18/05/2022, 17:45
Pudieron encargarse con facilidad del ninja sin que ninguno de ellos saliese herido, en parte por la rápida reacción y la coordinación de todos los presentes, y en parte también porque el muy salvaje había intentando atacar solo a tres ninjas juntos.
Y solían decirle a él que era demasiado confiado.
Ahora que tenían un problema resuelto, solo tenían que concentrarse en los otros cien que tenían alrededor, pues el ninja que los emboscó solo era uno de muchos que se habían colado en la retaguardia. Estaban rodeados, y por si fuera poco Toshio pudo ver uno otro de esos láseres perderse en el cielo.
«¡Lo sabía! En cualquier momento pueden soltar otro como antes. Debemos darnos prisa».
La decisión de su general no se hizo esperar. Shiten les ordenó avanzar al frente mientras él se quedaba en la retaguardia.
— Pero... si nos vamos tú... ¡Estás muy herido, Shiten! —No. Ni de coña iba irse. ¡Si lo hacía Shiten moriría!
Un ninja de Kurama los intentó atacar entonces, pero el Senju lo placó a tiempo. No tenían tiempo de discutir. Tenían que tomar una decisión ya.
— ¡Joder! —Exclamó, frustrado, antes de empezar a correr dirección al origen de la bijūdama—. ¡Ni se te ocurra morir. Mantente vivo!
Katana en mano, el herrero no tenía ninguna intención de detenerse hasta llegar al frente o morir, cortando a cualquier ninja enemigo que se le cruzara en medio.
Y solían decirle a él que era demasiado confiado.
Ahora que tenían un problema resuelto, solo tenían que concentrarse en los otros cien que tenían alrededor, pues el ninja que los emboscó solo era uno de muchos que se habían colado en la retaguardia. Estaban rodeados, y por si fuera poco Toshio pudo ver uno otro de esos láseres perderse en el cielo.
«¡Lo sabía! En cualquier momento pueden soltar otro como antes. Debemos darnos prisa».
La decisión de su general no se hizo esperar. Shiten les ordenó avanzar al frente mientras él se quedaba en la retaguardia.
— Pero... si nos vamos tú... ¡Estás muy herido, Shiten! —No. Ni de coña iba irse. ¡Si lo hacía Shiten moriría!
Un ninja de Kurama los intentó atacar entonces, pero el Senju lo placó a tiempo. No tenían tiempo de discutir. Tenían que tomar una decisión ya.
— ¡Joder! —Exclamó, frustrado, antes de empezar a correr dirección al origen de la bijūdama—. ¡Ni se te ocurra morir. Mantente vivo!
Katana en mano, el herrero no tenía ninguna intención de detenerse hasta llegar al frente o morir, cortando a cualquier ninja enemigo que se le cruzara en medio.