20/05/2022, 11:10
Lyndis estaba tan centrada en las últimas palabras de Komachi, que no había caído en algo tan simple como saludar antes de sentarse, algo que Kuumi reprochó casi al momento. Meme, sin embargo, salto a defenderla, puede que en parte porque no entendía los códigos de etiqueta; ya había coincidido con ella y sabía que su percepción del mundo era distinta a la del resto, aunque no sabía los motivos tras ello.
Y poco después, un fuerte apretón se sucedió sobre su hombro que la hizo alzar la mirada hacia la madre de Ranko. La presión que ejerció solo con sus dedos fue enorme, y Lyndis pudo percibirlo sin mucho problema. Aquello le dejó un dolor algo pulsante sobre el hombro, al que se llevó la mano contraría mientras veía a Komachi dirigirse hasta su asiento. Sus ojos se clavaron sobre ella, abiertos ampliamente con una expresión seria ¿cómo de fuerte era aquella mujer? Necesitaba saberlo, debía de medir su fuerza con ella.
Cada vez que aparecia alguien más fuerte que ella, tenia la necesidad de medir fuerzas para ver como de lejos estaba de esa persona y cuanto necesitaría avanzar hasta alcanzarla.
Finalmente, una última persona hizo acto de presencia, lo que la hizo volver a voltearse para observar a quien había entrado. Se trataba de un hombre muy bien vestido, que compartía el color de ojos de Ranko así como ropas igual de caras que el resto.
— Encantada señor, soy Lyndis Zhaoren — dijo respondiendo bajando aún más la cabeza de lo que él había hecho tras su saludo.
Y poco después, un fuerte apretón se sucedió sobre su hombro que la hizo alzar la mirada hacia la madre de Ranko. La presión que ejerció solo con sus dedos fue enorme, y Lyndis pudo percibirlo sin mucho problema. Aquello le dejó un dolor algo pulsante sobre el hombro, al que se llevó la mano contraría mientras veía a Komachi dirigirse hasta su asiento. Sus ojos se clavaron sobre ella, abiertos ampliamente con una expresión seria ¿cómo de fuerte era aquella mujer? Necesitaba saberlo, debía de medir su fuerza con ella.
Cada vez que aparecia alguien más fuerte que ella, tenia la necesidad de medir fuerzas para ver como de lejos estaba de esa persona y cuanto necesitaría avanzar hasta alcanzarla.
Finalmente, una última persona hizo acto de presencia, lo que la hizo volver a voltearse para observar a quien había entrado. Se trataba de un hombre muy bien vestido, que compartía el color de ojos de Ranko así como ropas igual de caras que el resto.
— Encantada señor, soy Lyndis Zhaoren — dijo respondiendo bajando aún más la cabeza de lo que él había hecho tras su saludo.
¡Gracias a Ranko por el avatar!