20/05/2022, 21:42
Moguko preguntó tras la presentación con su compañero si era posible que hubiesen coincidido en la academia. El chico aún meditaba sobre ello, aunque no lo pareciese. Se encogió de hombros, y terminó por dar a entender que no lo recordaba.
—¿Puede?.
Tras ingresar en el área de trabajo, y que el hombre dejase clara las instrucciones, quedarían solo los trabajadores de limpieza: Los genin. La kunoichi examinaría el arsenal de material de limpieza, casi a la par que su compañero. En ése cubículo parecía haber de todo... guantes, monos de trabajo, botas, mascarillas, redes para pelo, todo tipo de líquidos para limpieza de suelo, varios desinfectantes, lejía, detoll, escobas, fregonas, cubos, recogedores, trapos, bayetas, spray para limpieza general, limpiacristales. En fin, que había de todo, o casi.
La morena preguntó al chico cómo prefería proceder, y éste quedó observando por un instante el final del pasillo. —Creo que lo mejor sería empezar por el final, para tener limpio de final a principio y no pisar o ensuciar sobre nuestros pasos. Pero creo que antes deberíamos echar un ojo a las salas, para ver cómo anda la cosa.
Si su compañera aceptaba, ambos avanzarían hasta el final. El chico iba abriendo las puertas que veía a su paso, echándole un rápido vistazo al interior de las mismas. La mayoría tenían camas de operaciones, con bastante sangre aunque habían varias en que la sangre ni se apreciaba. Seis de las habitaciones tenían aún hasta los instrumentos de cirugía sin esterilizar, en un mero cuenco metálico. En do salas, había fango y numerosas huellas, como si las victimas hubiesen sido recuperadas y operadas de urgencia. Y en la sala más interior a la derecha, había incluso un balde con sangre, que olía como mil demonios.
—Uffff... ¡que peste!. —Se quejó el chico, cerrando rápidamente la puerta.
»Para ésta vamos a necesitar incluso mascarilla. A saber cuánto tiempo lleva esa sangre ahí.
»¿Pillamos material y empezamos por éstas salas?. —Preguntó, refiriéndose a las últimas.
—¿Puede?.
Tras ingresar en el área de trabajo, y que el hombre dejase clara las instrucciones, quedarían solo los trabajadores de limpieza: Los genin. La kunoichi examinaría el arsenal de material de limpieza, casi a la par que su compañero. En ése cubículo parecía haber de todo... guantes, monos de trabajo, botas, mascarillas, redes para pelo, todo tipo de líquidos para limpieza de suelo, varios desinfectantes, lejía, detoll, escobas, fregonas, cubos, recogedores, trapos, bayetas, spray para limpieza general, limpiacristales. En fin, que había de todo, o casi.
La morena preguntó al chico cómo prefería proceder, y éste quedó observando por un instante el final del pasillo. —Creo que lo mejor sería empezar por el final, para tener limpio de final a principio y no pisar o ensuciar sobre nuestros pasos. Pero creo que antes deberíamos echar un ojo a las salas, para ver cómo anda la cosa.
Si su compañera aceptaba, ambos avanzarían hasta el final. El chico iba abriendo las puertas que veía a su paso, echándole un rápido vistazo al interior de las mismas. La mayoría tenían camas de operaciones, con bastante sangre aunque habían varias en que la sangre ni se apreciaba. Seis de las habitaciones tenían aún hasta los instrumentos de cirugía sin esterilizar, en un mero cuenco metálico. En do salas, había fango y numerosas huellas, como si las victimas hubiesen sido recuperadas y operadas de urgencia. Y en la sala más interior a la derecha, había incluso un balde con sangre, que olía como mil demonios.
—Uffff... ¡que peste!. —Se quejó el chico, cerrando rápidamente la puerta.
»Para ésta vamos a necesitar incluso mascarilla. A saber cuánto tiempo lleva esa sangre ahí.
»¿Pillamos material y empezamos por éstas salas?. —Preguntó, refiriéndose a las últimas.