21/05/2022, 01:41
Con la sugerencia del marionetista, la chica no tardó en ponerse la mascarilla, tal y como también hizo él mismo. Lamentablemente, la combinación de mascarilla con gafas era realmente tediosa, una carrera sin control por la calle de la amargura. Casi al instante, las lentes se le empañaron, obligándola a quitarse las mismas para darle un rápido limpiado.
Para cuando se quiso dar cuenta, ya tenía a su lado al títere totalmente armado para combatir la suciedad. Eso le robó un gesto de asombro, aunque terminó por aceptar que si eso le ayudaba a terminar más rápido las tareas, no tenía ningún problema. El chico afirmó con la cabeza, no tenía dudas al respecto. El títere le ahorraría al chico mucho tiempo, pues aunque tuviese una forma humanoide, podía desplazarlo rápidamente de un lado a otro en lo que éste limpiaba. En conclusión, podía usarlo como una fregona o mopa a distancia, con una velocidad muy superior a la propia. Pero en realidad no lo hacía solamente por ahorrar tiempo, si no por practicar. Si quisiese ahorrar tiempo, sacaría también a su homóloga, la cuál tenía sellada en un pergamino que guardaba en el portaobjetos.
—Seguro que nos ahorra unos minutos, o algo más que eso.
Caminaron hasta la sala del fondo a la izquierda, y la chica preguntó qué podía hacer con esa marioneta. El chico sería el primero en entrar en la sala, seguido de su trozo de madera con apariencia humana. Seguramente les seguiría la chica, entrando en último lugar. La sala de quirófano era posiblemente de las menos sucias, pues por el medio del pasillo habían algunas incluso con barro. Pero ésta tenía una mesilla de metal en mitad de la sala, la cuál estaba con sangre reseca y trozos de metal. Tenía unas bandejas sobre un carro de metal justo al lado, donde habían numerosos instrumentos quirúrgicos, la mayoría ensangrentados. El suelo tenía algunas manchas con forma de suelas, y algún que otro pequeño reguero de sangre. Al fondo había una especie de lavadero —Una pila— donde ponía "dejar aquí instrumentos quirúrgicos". Había también un cubo bastante grande, que se sobreentendía que era para todo tipo de desechos.
—Momo —Dijo, refiriéndose a la marioneta. —es capaz de hacer todo lo que podría hacer una persona. Aunque con algunas libertades más.
Con un gesto de su diestra, la marioneta se puso frente al chico, en ambas manos llevaba un paño, y dejó caer el spray a los pies del genin. Éste tomó con la zurda el spray, y pulverizó ambos paños con una ingente cantidad del limpiador. Tras ello dejaría el bote en el suelo, y nuevamente manipularía con la diestra los movimientos del títere, haciendo que éste comenzase a limpiar con ambas manos la camilla central. Lo haría sin demasiado cuidado, dejando caer los trozos de metal y algún reguero que otro de sangre, que ahora sí comenzaba a ser algo más líquida que antes. Al terminar de limpiar la camilla, tomaría con la marioneta los trozos de metal, y los dejaría caer al interior del cubil de basura de la entrada.
—Algo complicado, pero merece la pena.
Para cuando se quiso dar cuenta, ya tenía a su lado al títere totalmente armado para combatir la suciedad. Eso le robó un gesto de asombro, aunque terminó por aceptar que si eso le ayudaba a terminar más rápido las tareas, no tenía ningún problema. El chico afirmó con la cabeza, no tenía dudas al respecto. El títere le ahorraría al chico mucho tiempo, pues aunque tuviese una forma humanoide, podía desplazarlo rápidamente de un lado a otro en lo que éste limpiaba. En conclusión, podía usarlo como una fregona o mopa a distancia, con una velocidad muy superior a la propia. Pero en realidad no lo hacía solamente por ahorrar tiempo, si no por practicar. Si quisiese ahorrar tiempo, sacaría también a su homóloga, la cuál tenía sellada en un pergamino que guardaba en el portaobjetos.
—Seguro que nos ahorra unos minutos, o algo más que eso.
Caminaron hasta la sala del fondo a la izquierda, y la chica preguntó qué podía hacer con esa marioneta. El chico sería el primero en entrar en la sala, seguido de su trozo de madera con apariencia humana. Seguramente les seguiría la chica, entrando en último lugar. La sala de quirófano era posiblemente de las menos sucias, pues por el medio del pasillo habían algunas incluso con barro. Pero ésta tenía una mesilla de metal en mitad de la sala, la cuál estaba con sangre reseca y trozos de metal. Tenía unas bandejas sobre un carro de metal justo al lado, donde habían numerosos instrumentos quirúrgicos, la mayoría ensangrentados. El suelo tenía algunas manchas con forma de suelas, y algún que otro pequeño reguero de sangre. Al fondo había una especie de lavadero —Una pila— donde ponía "dejar aquí instrumentos quirúrgicos". Había también un cubo bastante grande, que se sobreentendía que era para todo tipo de desechos.
—Momo —Dijo, refiriéndose a la marioneta. —es capaz de hacer todo lo que podría hacer una persona. Aunque con algunas libertades más.
Con un gesto de su diestra, la marioneta se puso frente al chico, en ambas manos llevaba un paño, y dejó caer el spray a los pies del genin. Éste tomó con la zurda el spray, y pulverizó ambos paños con una ingente cantidad del limpiador. Tras ello dejaría el bote en el suelo, y nuevamente manipularía con la diestra los movimientos del títere, haciendo que éste comenzase a limpiar con ambas manos la camilla central. Lo haría sin demasiado cuidado, dejando caer los trozos de metal y algún reguero que otro de sangre, que ahora sí comenzaba a ser algo más líquida que antes. Al terminar de limpiar la camilla, tomaría con la marioneta los trozos de metal, y los dejaría caer al interior del cubil de basura de la entrada.
—Algo complicado, pero merece la pena.