21/05/2022, 15:26
La chica en un principio no parecía completamente segura de las capacidades de la marioneta, pero verla en acción seguramente la hizo cambiar de parecer. Ésta comentó que el set de movimientos de la marioneta en realidad era de lo más variado. Y en realidad, no tenía ni idea de hasta cuanto, era un auténtico hito andante. Aunque tampoco es que fuese tarea sencilla manejarla con mucha precisión; era realmente por ello que había pedido practicar en lo que realizaban la tarea. Así mismo, la chica no pudo evitar preguntar si había aprendido él solo a manejarla así.
—Bueno, en gran parte sí, he aprendido solo. Quitando las bases de ninjutsu que nos enseñaron, fui desarrollando mi propio estilo, y el tema de las marionetas me resulta incluso fácil... Aunque solo hasta cierto punto. Mantener la conexión de chakra con la marioneta, así como que los movimientos sean precisos, no es sencillo del todo. Pero me gusta bastante, y lo veo como un arte.
Y con un par de movimientos más, el títere terminó la tarea. El chico apresuró a tomar los útiles de limpieza que habían cerca de la puerta, y conforme ello acabaría cerrando la puerta del habitáculo. La siguiente sala era la del barreño de sangre podrida. No sería cosa fácil, pero tenían un as bajo la manga: La marioneta.
—¿Te importaría abrir el grifo del cuarto de limpieza? Momo llevará el balde de sangre o lo que sea eso que tanto huele, y puedes apartarte para no respirar esa cosa... incluso con la mascarilla seguro que es asqueroso.
Si la chica aceptaba, Arata se apartaría hasta topar con su espalda con la puerta de la sala que habían limpiado. Con la zurda se taparía la nariz, obviamente por fuera de la mascarilla. Con la diestra, haría que Momo tomase el pomo de la puerta y la abriese, tras ello entraría en la sala y agarraría el balde. Con el balde cargado, tomaría camino hacia el cuarto de limpieza, donde tiraría el liquido en el desagüe por el que corría el agua. La intención era dejar correr el agua por un rato, para que matase ese intenso olor.
—Por favor, deja el agua corriendo un rato, luego cerramos el grifo. —Aclaró el chico.
La marioneta volvería a su vera rápidamente, con el balde vacío. Incluso vacío, olía a mil demonios, era casi vomitivo. El chico no tardó en enviar a la marioneta con el balde al fondo de la sala de cirugía, donde como en la anterior había un lavadero. Allí, el títere se pondría a limpiar el balde con agua y mucho, mucho jabón y desinfectante. Tanto era así, que no tardarían en notar que se había pasado tres pueblos, pues la espuma comenzaría a brotar a borbotones de la pila, llenando incluso el suelo.
La sala en sí, quitando el balde, estaba exactamente igual y en las mismas condiciones que la anterior. Aunque en ésta no habían trozos de metal, eso era algo en lo que habían ahorrado.
—Bueno, en gran parte sí, he aprendido solo. Quitando las bases de ninjutsu que nos enseñaron, fui desarrollando mi propio estilo, y el tema de las marionetas me resulta incluso fácil... Aunque solo hasta cierto punto. Mantener la conexión de chakra con la marioneta, así como que los movimientos sean precisos, no es sencillo del todo. Pero me gusta bastante, y lo veo como un arte.
Y con un par de movimientos más, el títere terminó la tarea. El chico apresuró a tomar los útiles de limpieza que habían cerca de la puerta, y conforme ello acabaría cerrando la puerta del habitáculo. La siguiente sala era la del barreño de sangre podrida. No sería cosa fácil, pero tenían un as bajo la manga: La marioneta.
—¿Te importaría abrir el grifo del cuarto de limpieza? Momo llevará el balde de sangre o lo que sea eso que tanto huele, y puedes apartarte para no respirar esa cosa... incluso con la mascarilla seguro que es asqueroso.
Si la chica aceptaba, Arata se apartaría hasta topar con su espalda con la puerta de la sala que habían limpiado. Con la zurda se taparía la nariz, obviamente por fuera de la mascarilla. Con la diestra, haría que Momo tomase el pomo de la puerta y la abriese, tras ello entraría en la sala y agarraría el balde. Con el balde cargado, tomaría camino hacia el cuarto de limpieza, donde tiraría el liquido en el desagüe por el que corría el agua. La intención era dejar correr el agua por un rato, para que matase ese intenso olor.
—Por favor, deja el agua corriendo un rato, luego cerramos el grifo. —Aclaró el chico.
La marioneta volvería a su vera rápidamente, con el balde vacío. Incluso vacío, olía a mil demonios, era casi vomitivo. El chico no tardó en enviar a la marioneta con el balde al fondo de la sala de cirugía, donde como en la anterior había un lavadero. Allí, el títere se pondría a limpiar el balde con agua y mucho, mucho jabón y desinfectante. Tanto era así, que no tardarían en notar que se había pasado tres pueblos, pues la espuma comenzaría a brotar a borbotones de la pila, llenando incluso el suelo.
La sala en sí, quitando el balde, estaba exactamente igual y en las mismas condiciones que la anterior. Aunque en ésta no habían trozos de metal, eso era algo en lo que habían ahorrado.