22/05/2022, 14:54
La chica afirmó, estaba orgullosa de poder decir que seguía esos pasos. Poco tardó en reconocer que le encantaba el armamento y todo lo que estuviese relacionado con el mismo. Paró de recoger por un instante, y mostró esa espada que portaba y ahora mismo había estado escondiendo tras el delantal. Sentenció que ese había sido el regalo de su padre para cuando ésta se graduó en la academia, y rápidamente volvió a cubrirla con el delantal para evitar posibles desgracias.
—Se ve genial, espero poder ver el filo cuando acabemos con la tarea, señorita Moguko.
Después de todo, el filo de una espada lo era todo. Podía ser preciosa, y con diamantes por el exterior, pero si su acero o su filo eran nefastos, terminaría siendo una mera pieza de decoración. Aunque proviniendo de una familia que se dedicaba a ello, dudaba mucho que su filo o acero fuesen malos.
La chica hizo otro parón en su actividad, pues había terminado de reunir toda la vegetación del suelo, y ahora debía tomar una bolsa y guardarlas. Antes de acabar la tarea, comentó que su otra pasión era el ninjutsu médico, la medicina ninja. El marionetista continuó recogiendo ahora los metales del suelo con su títere, y los llevaría a la bolsa de basura del principio de la sala.
—Curiosa combinación, señorita Moguko. Armamento y medicina ninja. Ofensivo y defensivo a la misma vez.
Para cuando se quisieran dar cuenta, andaban ya en los últimos retoques de la sala. Tan solo quedaba el suelo, del cuál se podría encargar la marioneta en un abrir y cerrar de ojos. Solo debían llevar fuera el resto del material nuevamente, y desalojar la nueva bolsa de vegetales. Si la chica se ocupaba nuevamente de ello, habrían acabado una sala más.
Quedaba una menos.
—Se ve genial, espero poder ver el filo cuando acabemos con la tarea, señorita Moguko.
Después de todo, el filo de una espada lo era todo. Podía ser preciosa, y con diamantes por el exterior, pero si su acero o su filo eran nefastos, terminaría siendo una mera pieza de decoración. Aunque proviniendo de una familia que se dedicaba a ello, dudaba mucho que su filo o acero fuesen malos.
La chica hizo otro parón en su actividad, pues había terminado de reunir toda la vegetación del suelo, y ahora debía tomar una bolsa y guardarlas. Antes de acabar la tarea, comentó que su otra pasión era el ninjutsu médico, la medicina ninja. El marionetista continuó recogiendo ahora los metales del suelo con su títere, y los llevaría a la bolsa de basura del principio de la sala.
—Curiosa combinación, señorita Moguko. Armamento y medicina ninja. Ofensivo y defensivo a la misma vez.
Para cuando se quisieran dar cuenta, andaban ya en los últimos retoques de la sala. Tan solo quedaba el suelo, del cuál se podría encargar la marioneta en un abrir y cerrar de ojos. Solo debían llevar fuera el resto del material nuevamente, y desalojar la nueva bolsa de vegetales. Si la chica se ocupaba nuevamente de ello, habrían acabado una sala más.
Quedaba una menos.