12/02/2016, 02:29
—Da igual cuanto lo intentéis, es completamente autentico, probad a rallarlo con un kunai si no me creeis, solo el diamante puede rallar el diamante
¡Claro! ¿Cómo no se le había ocurrido? Sin embargo, refrenó sus deseos de hacerlo. Una cosa era amañar un combate y otra muy distinta hacerlo de forma tan descarada. Sus padres tendrían que entenderlo, era por su bien. Pero su Kage… No, mejor hacer bien las cosas.
Guardó el diamante en un bolsillo interior de su túnica y escuchó las palabras de su camarada, pues ya no lo veía como a un enemigo, sino como el candidato a ser el mejor amigo de su vida. Dígase una cosa de Uchiha Datsue: adora el dinero.
—Mi corazon se halla encerrado entre los muros de vuestra aldea, y como comprenderéis un shinobi de otra villa, aunque viaje en condición de joyero, tiene permitido entrar en otras villas si no ha sido invitado. Como comprenderéis, y aunque se que ella es capaz de sobrevivir sin mi, temo por mi dama, y no me vendría mal tener unos ojos y unos oídos en vuestra aldea por ese motivo.
¿Qué me estás contando? ¿Se ha enamorado de una kunoichi de Takigakure...?
—Así que ¿que opinas de convertirte en mi mercader? Yo os proporciono diamantes y otras joyas preciosas de mi joyería, vos los vendeis en Takigakure y os quedais el ochenta por ciento de los beneficios, pero a cambio... solicito información.
Por un momento, creyó que había oído mal. Luego, al reproducir nuevamente las palabras de Reiji en su mente, creyó que en realidad le iban a estallar los tímpanos, de tan fuerte que latía su corazón. Un ochenta por ciento. ¡Un ochenta por ciento! ¡UN JODIDO OCHENTA POR CIENTO! ¡ESTO ES LA HOSTIA! ¡LA PUTA HOSTIA! Quiso abrazar a Reiji, llorar sobre su hombro, colmarle de alabanzas y besarle los pies... ¿Cómo los pies? ¡No soy digno! ¡Besar el suelo que pisa, más bien!
Entonces lo comprendió. Reiji no era un shinobi. Ni siquiera un hombre. Era un Dios. Un Dios que le ofrecía el paraíso en vida. Porque él lo valía. Porque yo lo valgo, claro que sí. Joder, esto es demasiado bueno para ser verdad. Creo que voy a llorar…
—¿Que opináis? ambos salimos ganando.
—Así que un ochenta por ciento… —dijo, como si estuviese reflexionando. Como si el muy imbécil fuese a regatearle, pero ni siquiera fue capaz de contener la emoción en el tono de su voz. Un jodido ochenta por ciento… Me cago en la puta. Un jodido ochenta por ciento. No pudo evitar sonreír—. Me parece bien. Pero antes de que me digas quién es esa dama y cuál esa información… Te lanzaré una técnica ígnea —le avisó de sopetón—. No quiero que nos paren el combate por no luchar, al menos no hasta que terminemos nuestro acuerdo —miró hacia las gradas. Los Kages estaban a su derecha. Lo mejor será lanzarnos al suelo, y terminar la charla ocultos de la visión de esos tres fisgones por los cilindros. Por si las moscas. Además así puedo aprovechar para rayar el diamante y comprobar si realmente es auténtico—. Lo mejor será que saltes hacia tu derecha, hacia el suelo. Yo haré lo propio una vez realizada la técnica.
Sin más preámbulos, realizó los siete sellos necesarios para el Gōkakyū no Jutsu, hinchó los pulmones y exhaló una gran esfera de fuego, una bola incandescente de casi cuatro metros de ancho que amenazaba con pulverizar a cualquiera que se encontrase a su paso. Y su paso le conducía directo hacia el cilindro de Reiji. Al menos así el público tendría algo a lo que aplaudir.
Acto seguido, saltó hacia su izquierda, al suelo, esperando encontrar frente a él, a más o menos la misma distancia que antes, a su compañero de negocios.
—Puedes continuar...
· PV:–
· CK:–
(Sharingan Activado)
· Portaobjetos: Bomba de humo, Bomba sonora, Hilo shinobi (3 usos), Sello explosivo de clase C (x2), Shuriken (x1)
· Mecanismo oculto de kunai (muñeca derecha): Kunai (x1)
¡Claro! ¿Cómo no se le había ocurrido? Sin embargo, refrenó sus deseos de hacerlo. Una cosa era amañar un combate y otra muy distinta hacerlo de forma tan descarada. Sus padres tendrían que entenderlo, era por su bien. Pero su Kage… No, mejor hacer bien las cosas.
Guardó el diamante en un bolsillo interior de su túnica y escuchó las palabras de su camarada, pues ya no lo veía como a un enemigo, sino como el candidato a ser el mejor amigo de su vida. Dígase una cosa de Uchiha Datsue: adora el dinero.
—Mi corazon se halla encerrado entre los muros de vuestra aldea, y como comprenderéis un shinobi de otra villa, aunque viaje en condición de joyero, tiene permitido entrar en otras villas si no ha sido invitado. Como comprenderéis, y aunque se que ella es capaz de sobrevivir sin mi, temo por mi dama, y no me vendría mal tener unos ojos y unos oídos en vuestra aldea por ese motivo.
¿Qué me estás contando? ¿Se ha enamorado de una kunoichi de Takigakure...?
—Así que ¿que opinas de convertirte en mi mercader? Yo os proporciono diamantes y otras joyas preciosas de mi joyería, vos los vendeis en Takigakure y os quedais el ochenta por ciento de los beneficios, pero a cambio... solicito información.
Por un momento, creyó que había oído mal. Luego, al reproducir nuevamente las palabras de Reiji en su mente, creyó que en realidad le iban a estallar los tímpanos, de tan fuerte que latía su corazón. Un ochenta por ciento. ¡Un ochenta por ciento! ¡UN JODIDO OCHENTA POR CIENTO! ¡ESTO ES LA HOSTIA! ¡LA PUTA HOSTIA! Quiso abrazar a Reiji, llorar sobre su hombro, colmarle de alabanzas y besarle los pies... ¿Cómo los pies? ¡No soy digno! ¡Besar el suelo que pisa, más bien!
Entonces lo comprendió. Reiji no era un shinobi. Ni siquiera un hombre. Era un Dios. Un Dios que le ofrecía el paraíso en vida. Porque él lo valía. Porque yo lo valgo, claro que sí. Joder, esto es demasiado bueno para ser verdad. Creo que voy a llorar…
—¿Que opináis? ambos salimos ganando.
—Así que un ochenta por ciento… —dijo, como si estuviese reflexionando. Como si el muy imbécil fuese a regatearle, pero ni siquiera fue capaz de contener la emoción en el tono de su voz. Un jodido ochenta por ciento… Me cago en la puta. Un jodido ochenta por ciento. No pudo evitar sonreír—. Me parece bien. Pero antes de que me digas quién es esa dama y cuál esa información… Te lanzaré una técnica ígnea —le avisó de sopetón—. No quiero que nos paren el combate por no luchar, al menos no hasta que terminemos nuestro acuerdo —miró hacia las gradas. Los Kages estaban a su derecha. Lo mejor será lanzarnos al suelo, y terminar la charla ocultos de la visión de esos tres fisgones por los cilindros. Por si las moscas. Además así puedo aprovechar para rayar el diamante y comprobar si realmente es auténtico—. Lo mejor será que saltes hacia tu derecha, hacia el suelo. Yo haré lo propio una vez realizada la técnica.
Sin más preámbulos, realizó los siete sellos necesarios para el Gōkakyū no Jutsu, hinchó los pulmones y exhaló una gran esfera de fuego, una bola incandescente de casi cuatro metros de ancho que amenazaba con pulverizar a cualquiera que se encontrase a su paso. Y su paso le conducía directo hacia el cilindro de Reiji. Al menos así el público tendría algo a lo que aplaudir.
Acto seguido, saltó hacia su izquierda, al suelo, esperando encontrar frente a él, a más o menos la misma distancia que antes, a su compañero de negocios.
—Puedes continuar...
••••••
· PV:
110/110
· CK:
64/100
-36
–(Sharingan Activado)
· Portaobjetos: Bomba de humo, Bomba sonora, Hilo shinobi (3 usos), Sello explosivo de clase C (x2), Shuriken (x1)
· Mecanismo oculto de kunai (muñeca derecha): Kunai (x1)
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado