4/06/2022, 19:09
El chico no esperó ni respuesta por parte de la chica, había sido meramente una sugerencia de cómo proceder. Indiferentemente del resultado, echar un ojo al material que había en esa armería no venía de más. Por suerte, la chica coincidió en que era una buena idea. Ella parecía fijarse más bien en armamento un poco más pequeño, más manejable. El chico también andaba con las mismas, pues sus mejores habilidades no eran precisamente con armamento. A decir verdad, apartándole del propio, poco más sabía manejar. Por mucho que fuese de familia herrera, no era muy habilidoso si no se trataba de una marioneta.
—Señor Hirohito, ¿podemos usar también armamento propio?. Mi especialidad son las marionetas, no soy muy habilidoso con éstos aceros... —Preguntó el chico en lo que manipulaba un palo de acero.
—Si, por supuesto que pueden usar armas propias. Pero por favor, no usen explosivos.
—Genial.
El chico dejó el báculo de metal en el suelo, y conforme la respuesta del anciano, tomó un pergamino de su portaobjetos reglamentario. Lo extendió en el suelo, y de éste pergamino surgió Momo tras una leve cortina de humo. El chico recogería el pergamino, y lo guardaría en donde lo había sacado. Tras ello, retrocedió un par de pasos y lanzó hilos de chakra hacia su marioneta, haciendo que ésta tomase vida.
—Señorita Moguko, yo usaré éste báculo si place. —Informó a su compañera.
La marioneta tomaría el bastón de metal, y lo giraría un par de veces. Más que alardear de habilidades, trataba de acostumbrarse a manejar ese arma con su marioneta. Era la primera vez que trataba con un arma así, pero daría su mejor esfuerzo.
—¿Se pondrá una armadura de esas?
—Señor Hirohito, ¿podemos usar también armamento propio?. Mi especialidad son las marionetas, no soy muy habilidoso con éstos aceros... —Preguntó el chico en lo que manipulaba un palo de acero.
—Si, por supuesto que pueden usar armas propias. Pero por favor, no usen explosivos.
—Genial.
El chico dejó el báculo de metal en el suelo, y conforme la respuesta del anciano, tomó un pergamino de su portaobjetos reglamentario. Lo extendió en el suelo, y de éste pergamino surgió Momo tras una leve cortina de humo. El chico recogería el pergamino, y lo guardaría en donde lo había sacado. Tras ello, retrocedió un par de pasos y lanzó hilos de chakra hacia su marioneta, haciendo que ésta tomase vida.
—Señorita Moguko, yo usaré éste báculo si place. —Informó a su compañera.
La marioneta tomaría el bastón de metal, y lo giraría un par de veces. Más que alardear de habilidades, trataba de acostumbrarse a manejar ese arma con su marioneta. Era la primera vez que trataba con un arma así, pero daría su mejor esfuerzo.
—¿Se pondrá una armadura de esas?