4/06/2022, 22:35
Cuando quisieron dar cuenta, la segunda marioneta ya estaba en el escenario. Su mejor obra, al menos hasta el momento, sería ahora el sujeto de pruebas. Moguko quedó impresionada con la obra del titiritero, y sentenció que moría de ganas por ver qué podía hacer. El herrero también quedó asombrado, aunque quizás no en tanto grado. Simplemente le habría pillado por sorpresa, no como a la kunoichi, a quien ya habían advertido de las funcionalidades de Mimi. Conforme la transformación cumplía con su objetivo, la prueba podía dar inicio de nuevo.
—¿Podrá aguantar una estocada esa armadura?
El hombre también parecía ansioso en ver el resultado. La kunoichi dio el listo, y comenzó de nuevo el ataque. Ésta vez avanzó en lo que alzaba la daga, y conforme asestaba el paso lanzaría una estocada en vertical. Casi parecía un rapaz cayendo sobre una descuidada presa. Pero MoMi no era una presa cualquiera... Con un rápido movimiento de dedos por parte del marionetista, su títere alzó ambas manos posicionándolas en cruz. La daga se clavaría de manera tosca en Mimi, o en la armadura de Momo. Pero ésta estocada apenas abría atravesado la defensa de la marioneta, de hecho si la kunoichi se fijaba bien ni había llegado a tocar a Momo.
Eso sí, la chica pudo sentir como el arma quebraba. No del todo, pero el filo se había mellado. Ahora no cumplía con toda la funcionalidad que podía tener en un principio. La marioneta abandonaría la guardia, dejando que la chica pudiese extraer ante la daga.
—Tal y como imaginaba, el tener tanta superficie de blindaje apoyada en madera hacen de éstas marionetas una defensa curiosa.
»¿Podríamos probar con un arma más grande, señorita Moguko?.
El hombre entre tanto, volvía a anotar algún apunte. No se le notaba disgustado en absoluto, pese a que ya le habían fracturado dos armas de la colección. —Interesante, interesante. Por favor, sí, prueben otras armas, jóvenes.
—¿Podrá aguantar una estocada esa armadura?
El hombre también parecía ansioso en ver el resultado. La kunoichi dio el listo, y comenzó de nuevo el ataque. Ésta vez avanzó en lo que alzaba la daga, y conforme asestaba el paso lanzaría una estocada en vertical. Casi parecía un rapaz cayendo sobre una descuidada presa. Pero MoMi no era una presa cualquiera... Con un rápido movimiento de dedos por parte del marionetista, su títere alzó ambas manos posicionándolas en cruz. La daga se clavaría de manera tosca en Mimi, o en la armadura de Momo. Pero ésta estocada apenas abría atravesado la defensa de la marioneta, de hecho si la kunoichi se fijaba bien ni había llegado a tocar a Momo.
Eso sí, la chica pudo sentir como el arma quebraba. No del todo, pero el filo se había mellado. Ahora no cumplía con toda la funcionalidad que podía tener en un principio. La marioneta abandonaría la guardia, dejando que la chica pudiese extraer ante la daga.
—Tal y como imaginaba, el tener tanta superficie de blindaje apoyada en madera hacen de éstas marionetas una defensa curiosa.
»¿Podríamos probar con un arma más grande, señorita Moguko?.
El hombre entre tanto, volvía a anotar algún apunte. No se le notaba disgustado en absoluto, pese a que ya le habían fracturado dos armas de la colección. —Interesante, interesante. Por favor, sí, prueben otras armas, jóvenes.