4/06/2022, 23:28
Moguko solicitó un segundo para cambiar su arma, después de haberse visto que la daga actual dañada. Arata esperó paciente, movilizando levemente la marioneta al centro del tatami. La chica buscó por un instante entre las diferentes armas, y tras deliberar un leve instante, optó por tomar un arma de dimensiones parecidas a la que solía portar ella. Se trataba de una espada similar a una wakizashi común, pero lucía ese característico brillo azabache de la forja Hirohito. Su peso era realmente liviano, y su filo parecía tan afilado como un diamante partido.
—Buena elección, señorita Moguko. —Anunció el titiritero.
La chica dijo entonces que confiaba en que MiMo resistiese también ese filo. Tras ello, aseguró la vaina del arma en su cinturón, y volvió a posicionarse en guardia. La postura era similar a la que antes había estado tomando, pero había una ligera gran diferencia... Usaba ahora ambas manos.
La chica preguntó si estaba listo. El marionetista afirmó con un rudo gesto de cabeza. Estaba listo, y totalmente concentrado. Sus manos hicieron unos leves movimientos, y con ello su títere tomó una posición de guardia similar a la posición básica de Taijutsu. Alzó ambas manos, y flexionó levemente las rodillas. La marioneta parecía estar preparada para lo que fuese. Casi parecía una torre fortificada, a la espera de un asedio.
—Cuando quieras.
El anciano se veía emocionado, tomando más notas conforme el evento avanzaba. Parecía estar disfrutando cada movimiento, cada gesto, cada emoción.
—Buena elección, señorita Moguko. —Anunció el titiritero.
La chica dijo entonces que confiaba en que MiMo resistiese también ese filo. Tras ello, aseguró la vaina del arma en su cinturón, y volvió a posicionarse en guardia. La postura era similar a la que antes había estado tomando, pero había una ligera gran diferencia... Usaba ahora ambas manos.
La chica preguntó si estaba listo. El marionetista afirmó con un rudo gesto de cabeza. Estaba listo, y totalmente concentrado. Sus manos hicieron unos leves movimientos, y con ello su títere tomó una posición de guardia similar a la posición básica de Taijutsu. Alzó ambas manos, y flexionó levemente las rodillas. La marioneta parecía estar preparada para lo que fuese. Casi parecía una torre fortificada, a la espera de un asedio.
—Cuando quieras.
El anciano se veía emocionado, tomando más notas conforme el evento avanzaba. Parecía estar disfrutando cada movimiento, cada gesto, cada emoción.