17/06/2022, 12:43
(Última modificación: 2/07/2022, 12:54 por Zhaoren Lyndis. Editado 8 veces en total.)
No es fácil llevar este estilo de vida, y no sé hasta cuanto más aguantaran los sellos, pero me preocupa más hasta cuando podré aguantar yo. El trabajo de sellado que hicieron mis padres fue más que sobresaliente, y soy yo la encargada ahora de buscar la forma de eliminar a este ser. Si yo muero él no lo hará, y tarde o temprano, volverá a reencarnarse. Por suerte para mí, Aku-no Yami se niega a tener que esperar tanto tiempo para volver a caminar sobre la tierra y, por ello, ha accedido a darme estos poderes cuando caí al helado río.
No me preocuparía si al menos pudiera comunicarme de alguna manera con él, pues no sé hasta donde se extiende su control sobre mí. Por el momento, solo puedo aprovechar estas capacidades para pulirlas y, con suerte, usarla yo misma contra él.
No me preocuparía si al menos pudiera comunicarme de alguna manera con él, pues no sé hasta donde se extiende su control sobre mí. Por el momento, solo puedo aprovechar estas capacidades para pulirlas y, con suerte, usarla yo misma contra él.
La libreria Yamikami es un pequeño local estrecho de dos pisos que se situa en uno de los muchos barrios comerciales de la capital de Uzushiogakure. La planta baja posee un par de estanterías así como un escaparate donde queda expuesto el material. Al fondo, un pequeño mostrador donde se sientan los dueños junto a la caja registradora y una puerta que lleva al interior, en el cual hay un almacen y una puerta que lleva al piso superior donde esta la pequeña y acomodada casa. Los dueños de este local son un matrimonio de dos ninjas y su risueña e imaginativa hija.
~Año 210
En la cerrada noche, una pequeña y tenue luz se podía vislumbrar en la ventana que daba a la calle de la librería.
— Y entonces el dragón, utilizó su aliento con el que los aldeanos e hicieron un enorme banquete. "¡La carne esta mucho más rica así!" Gritaban mientras el dragón sacaba pecho orgulloso. Fin.
— ¿Y todos vivieron juntos? — dijo la vocecilla de una chica de cabellos oscuros, que se aferraba a las sabanas sin perder ojo de su madre que estaba sentada a su lado, sosteniendo un libro de vivos colores.
— Si, e hicieron un dia en honor al buen dragón
—Ooooooh... ¿Y cuando hacia frío encendia las chimeneas de todos? ¿Y despejaba los caminos con su aliento? ¡Seguro que podian usar su espalda como un tobogan para la nieve!
Su madre rió, esbozando una sincera sonrisa.
— Cariño ya es tarde
—¿Mañana cuál me leeras?
—Mañana lo vemos, ¿de acuerdo, Yuu? — la arropó con gentileza, para después apartarle los cabellos de la frente y besársela. — Buenas noches cariño, te quiero mucho.
— Y yo a ti, mami
— Y el demonio quiere destruir el mundo porque... porque... — sostenia entre sus manos una libreta con mil y una pagina coloreadas, pintadas y con anotaciones en todos lados.
Yuu se quedó mirando la actual, mientras su padre sonrería sosteniendo en una mano una taza de café.
— ¡Porque es malo!
— Claro, tiene sentido — tras terminar con la taza, se levantó y la dejo en el fregadero, mientras terminaba de preparar su bandana.
Poco después, su madre apareció por el marco de la puerta con la suya también en la frente. El silencio y la tensión era palpable, la chica que no callaba con sus historias, ahora estaba en silencio con un gesto arrugado en la frente.
— Os... ¿Os vais otra vez?...
— Es una misión importante, cariño
— Pero mama me prometió que me leeria uno nuevo... No quiero estar sola... Me da miedo...
Ambos se miraron, arrugando el gesto en preocupación. Yuu había demostrado ser suficientemente independiente pese a su temprana edad, pero cada vez que se quedaba sola su corazón temblaba.
— Pero... Pero Kurome no tendria miedo ¿verdad? Después de enfrentarse a tantos malvados, quedarse sola por unos días no es algo que suponga un problema para ella.
El rostro de la joven pareció iluminarse de nuevo, y sus ojos brillaban ante aquella afirmación.
—¡Claro que no! ¡Kurome no le teme nada! ¡Podría acabar con quien fuera con su poder interior!
— Efectivamente, entonces cuando vuelva ¿me contarás la nueva aventura de Kurome?
— ¡Sí! ¡Ahora tengo que prepararme yo también! ¡Tengo que prepararme para ir a la Cordillera de la Muerte Super Mortal!
— Esa es mi chica, ten cuidado de la casa, Kurome
— ¡Si! ¡Soy una chica fuerte!
~Año 217
— Y cuando acabe con Malvadius Malbadus, descubrí que en realidad el tan solo era una marioneta y que los poderes que me había despertado cuando estuve en Los Desiertos de la Perdición, no eran mas que...
— Yuu...
—¡Kurome!
— No, Yuu — dijo con un tono frío y serio. — ¿Sigues con todo esto en la academia? Ya tienes doce años, no puedes seguir viviendo esta historia. Me han dicho que el otro dia atacaste a algunos de los otros chicos.
— ¡Se reían de que mi historia no era cierta y de que...!
Y aquella amable voz que le habia iluminado y dado alas para crear su precioso mundo, ahora lo destrozó provocandole un angustioso y sofocante sentimiento en el pecho.
— Yuu, el rey demonio no existe. Lo sabes perfectamente. Claro que seguiran burlandose de tí si sigues con esas cosas. Es hora de que madures y dejes atrás tus sueños infantiles.
Yuu se quedó estatica, sosteniendo con sus dedos temblorosos su libreta de dibujos a la vez que lo hacían sus labios. Su padre por otro lado, al igual que su madre, estaban ya preparados para salir de misión.
— Tienes que dejar ya esas tonterías, el año que viene empiezas la academia y tienes que madurar ¿vale? Te quiero mucho, de verdad, pero tienes que dejar ya todas esas fantasias y...
— ¡Vamos, daros prisa! ¡Llegamos tarde! — gritó una voz desde el exterior.
— ¡Ya vamos, dame un momento! — respondió desde la ventana del cuarto de su hija, para apresurarse hasta la puerta. — Luego nos vemos Yuu. Te he dejado algo de dinero en la entrada para que te compres algo de comer. Que no se te olvide abrir la tienda, ahí también puedes seguir leyendo. Piensa en lo que te he dicho ¿vale?
Y conforme se cerró la puerta, las lagrimas de sus ojos empezarón a brotar. Aquel gran gorro que se había hecho a mano con telas y parches de todos los tamaños y colores se desprendió de su cabeza por su propio peso. Después lo siguio su parche en el ojo, para posteriormente acabar acurrucandose aferrandose a sus piernas.
— ¿Q-Que madure?...
Sus ojos inchados y rojizos, solo vieron el descanso cuando su angustiada y seca voz cesó el llanto tras haber quedado dormida por la extenuación de tanto llorar. Pensó que jamás volvería a llorar como hizo aquella noche en su vida. A la mañana siguiente, todos los dibujos que colgaban de su habitación, los libros y libretas en los que hablaba de Kurome, se veían completamente estupidos. Comenzó a coger uno a uno para tirarlos en su papelera, con una sombria expresión de desagrado en su rostro, que solo fue a peor en los dias venideros.
~Año 210
En la cerrada noche, una pequeña y tenue luz se podía vislumbrar en la ventana que daba a la calle de la librería.
— Y entonces el dragón, utilizó su aliento con el que los aldeanos e hicieron un enorme banquete. "¡La carne esta mucho más rica así!" Gritaban mientras el dragón sacaba pecho orgulloso. Fin.
— ¿Y todos vivieron juntos? — dijo la vocecilla de una chica de cabellos oscuros, que se aferraba a las sabanas sin perder ojo de su madre que estaba sentada a su lado, sosteniendo un libro de vivos colores.
— Si, e hicieron un dia en honor al buen dragón
—Ooooooh... ¿Y cuando hacia frío encendia las chimeneas de todos? ¿Y despejaba los caminos con su aliento? ¡Seguro que podian usar su espalda como un tobogan para la nieve!
Su madre rió, esbozando una sincera sonrisa.
— Cariño ya es tarde
—¿Mañana cuál me leeras?
—Mañana lo vemos, ¿de acuerdo, Yuu? — la arropó con gentileza, para después apartarle los cabellos de la frente y besársela. — Buenas noches cariño, te quiero mucho.
— Y yo a ti, mami
· · ·
— Y el demonio quiere destruir el mundo porque... porque... — sostenia entre sus manos una libreta con mil y una pagina coloreadas, pintadas y con anotaciones en todos lados.
Yuu se quedó mirando la actual, mientras su padre sonrería sosteniendo en una mano una taza de café.
— ¡Porque es malo!
— Claro, tiene sentido — tras terminar con la taza, se levantó y la dejo en el fregadero, mientras terminaba de preparar su bandana.
Poco después, su madre apareció por el marco de la puerta con la suya también en la frente. El silencio y la tensión era palpable, la chica que no callaba con sus historias, ahora estaba en silencio con un gesto arrugado en la frente.
— Os... ¿Os vais otra vez?...
— Es una misión importante, cariño
— Pero mama me prometió que me leeria uno nuevo... No quiero estar sola... Me da miedo...
Ambos se miraron, arrugando el gesto en preocupación. Yuu había demostrado ser suficientemente independiente pese a su temprana edad, pero cada vez que se quedaba sola su corazón temblaba.
— Pero... Pero Kurome no tendria miedo ¿verdad? Después de enfrentarse a tantos malvados, quedarse sola por unos días no es algo que suponga un problema para ella.
El rostro de la joven pareció iluminarse de nuevo, y sus ojos brillaban ante aquella afirmación.
—¡Claro que no! ¡Kurome no le teme nada! ¡Podría acabar con quien fuera con su poder interior!
— Efectivamente, entonces cuando vuelva ¿me contarás la nueva aventura de Kurome?
— ¡Sí! ¡Ahora tengo que prepararme yo también! ¡Tengo que prepararme para ir a la Cordillera de la Muerte Super Mortal!
— Esa es mi chica, ten cuidado de la casa, Kurome
— ¡Si! ¡Soy una chica fuerte!
· · ·
— Y cuando acabe con Malvadius Malbadus, descubrí que en realidad el tan solo era una marioneta y que los poderes que me había despertado cuando estuve en Los Desiertos de la Perdición, no eran mas que...
— Yuu...
—¡Kurome!
— No, Yuu — dijo con un tono frío y serio. — ¿Sigues con todo esto en la academia? Ya tienes doce años, no puedes seguir viviendo esta historia. Me han dicho que el otro dia atacaste a algunos de los otros chicos.
— ¡Se reían de que mi historia no era cierta y de que...!
Y aquella amable voz que le habia iluminado y dado alas para crear su precioso mundo, ahora lo destrozó provocandole un angustioso y sofocante sentimiento en el pecho.
— Yuu, el rey demonio no existe. Lo sabes perfectamente. Claro que seguiran burlandose de tí si sigues con esas cosas. Es hora de que madures y dejes atrás tus sueños infantiles.
Yuu se quedó estatica, sosteniendo con sus dedos temblorosos su libreta de dibujos a la vez que lo hacían sus labios. Su padre por otro lado, al igual que su madre, estaban ya preparados para salir de misión.
— Tienes que dejar ya esas tonterías, el año que viene empiezas la academia y tienes que madurar ¿vale? Te quiero mucho, de verdad, pero tienes que dejar ya todas esas fantasias y...
— ¡Vamos, daros prisa! ¡Llegamos tarde! — gritó una voz desde el exterior.
— ¡Ya vamos, dame un momento! — respondió desde la ventana del cuarto de su hija, para apresurarse hasta la puerta. — Luego nos vemos Yuu. Te he dejado algo de dinero en la entrada para que te compres algo de comer. Que no se te olvide abrir la tienda, ahí también puedes seguir leyendo. Piensa en lo que te he dicho ¿vale?
Y conforme se cerró la puerta, las lagrimas de sus ojos empezarón a brotar. Aquel gran gorro que se había hecho a mano con telas y parches de todos los tamaños y colores se desprendió de su cabeza por su propio peso. Después lo siguio su parche en el ojo, para posteriormente acabar acurrucandose aferrandose a sus piernas.
— ¿Q-Que madure?...
Sus ojos inchados y rojizos, solo vieron el descanso cuando su angustiada y seca voz cesó el llanto tras haber quedado dormida por la extenuación de tanto llorar. Pensó que jamás volvería a llorar como hizo aquella noche en su vida. A la mañana siguiente, todos los dibujos que colgaban de su habitación, los libros y libretas en los que hablaba de Kurome, se veían completamente estupidos. Comenzó a coger uno a uno para tirarlos en su papelera, con una sombria expresión de desagrado en su rostro, que solo fue a peor en los dias venideros.
La vida de Yuu está plagada de desdicha y tragedia, pero sobre todo reina la soledad. Cerca de los doce años, sus padres perdieron la vida mientras todavía gobernaba la paz de Shiona. Y es que aunque este largo periodo de estabilidad era más que palpable en Uzugakure, fuera de sus puertas el mundo seguía, y sigue a día de hoy, librando distintas guerras, a veces de carácter individual. Al igual que la mayoría de huérfanos fue destinada a un orfanato, donde apenas hablaba con otros y se pasaba las horas en silencio con una triste expresión en su rostro. No causaba problemas, no rechistaba cuando le ordenaban hacer algo, la única vez que podía llegar a dar un poco de problema era la hora de despertarse.
Las pocas veces que abría la boca era para preguntarle a los encargados del orfanato cuando volverían sus padres a recogerla, que deseaba volver a casa y escuchar a su madre contarle otro nuevo cuento que habían traído a su pequeña librería. Pero por más que pasaban los días, estos no volvían. "Me he portado bien, no he hecho nada malo, ¿por qué me han abandonado entonces?", repetía en ocasiones con lágrimas en los ojos. Y es que por mucho que le explicaran lo que le había pasado a sus padres, y que nunca volverían, esta se negaba a creer en esas palabras.
Las pocas veces que abría la boca era para preguntarle a los encargados del orfanato cuando volverían sus padres a recogerla, que deseaba volver a casa y escuchar a su madre contarle otro nuevo cuento que habían traído a su pequeña librería. Pero por más que pasaban los días, estos no volvían. "Me he portado bien, no he hecho nada malo, ¿por qué me han abandonado entonces?", repetía en ocasiones con lágrimas en los ojos. Y es que por mucho que le explicaran lo que le había pasado a sus padres, y que nunca volverían, esta se negaba a creer en esas palabras.
Pasó el tiempo y Yuu creció lo suficiente como para valerse por sí misma. Volvió a su antigua casa, una pequeña casa algo estrecha, en la que había una librería que sus padres llevaban. Las estanterías estaban llenas de polvo, así como los libros que posaban sobre ellas, el mostrador y la caja registradora no se habían salvado tampoco del paso del tiempo. Tras ellas, subió las escaleras que llevaban hasta el resto de la casa. Todo estaba exactamente igual que cuando se la habían llevado al orfanato. Yuu deambuló por varios días por su casa como un fantasma, alimentándose tan solo de comida precocinada y durmiendo sobre un futón mal puesto con varias sabanas por encima.
Ya apenas recordaba el rostro de sus padres, ni sus voces. Únicamente le quedaba sus libros infantiles y una vaciada casa. Yuu estaba completamente desesperada y hundida. Por lo que, en una fría noche de invierno, se lanzó a la helada agua de un río desde un puente. Por suerte para ella, algunos shinobis la rescataron del agua antes de que pasara demasiado tiempo. Sus gritos de auxilio fue lo que los alertó.
Tras pasar por un hospital, la mandaron a casa con un cuadro de hipotermia sobre el que alguien debía de estar a su cuidado. Sin embargo, cuando le preguntaron donde vivían, la chica se negó a responder. Accedieron a acompañarla, y tras ver las mugrientas cristaleras, los shinobis entraron al interior de la casa con ella algo alertados. Lo único que había era polvo, envases de comida precocinada y poco más. Fue entonces cuando descubrieron que la chica vivía sola y se ofrecieron a cuidarla hasta que mejorara.
Aquella compañía le sirvió para descubrir la vocación de ninja. Mientras estaban allí, le contaban algunas de las misiones y aventuras que habían vivido, así como los variados usos del chakra. La casa tardó poco en recuperar su brillo natural, y algo se le acabó contagiando a Yuu. Pero cuando le dieron el alta aquellas personas ya no tenían ninguna obligación de volver por allí, y el mundo de Yuu volvió a ensombrecerse lo que la destrozó nuevamente.
Ya apenas recordaba el rostro de sus padres, ni sus voces. Únicamente le quedaba sus libros infantiles y una vaciada casa. Yuu estaba completamente desesperada y hundida. Por lo que, en una fría noche de invierno, se lanzó a la helada agua de un río desde un puente. Por suerte para ella, algunos shinobis la rescataron del agua antes de que pasara demasiado tiempo. Sus gritos de auxilio fue lo que los alertó.
Tras pasar por un hospital, la mandaron a casa con un cuadro de hipotermia sobre el que alguien debía de estar a su cuidado. Sin embargo, cuando le preguntaron donde vivían, la chica se negó a responder. Accedieron a acompañarla, y tras ver las mugrientas cristaleras, los shinobis entraron al interior de la casa con ella algo alertados. Lo único que había era polvo, envases de comida precocinada y poco más. Fue entonces cuando descubrieron que la chica vivía sola y se ofrecieron a cuidarla hasta que mejorara.
Aquella compañía le sirvió para descubrir la vocación de ninja. Mientras estaban allí, le contaban algunas de las misiones y aventuras que habían vivido, así como los variados usos del chakra. La casa tardó poco en recuperar su brillo natural, y algo se le acabó contagiando a Yuu. Pero cuando le dieron el alta aquellas personas ya no tenían ninguna obligación de volver por allí, y el mundo de Yuu volvió a ensombrecerse lo que la destrozó nuevamente.
La academia ninja no parecía el lugar idóneo para ella, pero allí podría conocer a gente de su edad, y con el tiempo, vivir las mismas experiencias que aquella gente. Sin embargo, era demasiado tímida y el entablar relaciones era un abismo insondable para ella. Por lo que, poco a poco, volvió a su soledad habitual. Siempre negó el hecho de que sus padres hubieran muerto, por lo que se autoconvenció de que estos seguían fuera de las fronteras. Con su abstracción, su único refugió era leer y dibujar, y con el tiempo descubrió una capacidad innata con los papeles que usaba. Tal vez había sido por haberse criado entre libros desde siempre, o el haber leído y dibujado desde tan temprana edad.
Pero, según ella, no era una capacidad innata, sino que era algo más profundo.
Según ella, Yuu era el nombre por el que los mortales debían de conocerla y es que su auténtico nombre era Kurome Kurokami, la Diosa del Caos y la Destrucción. Durante toda su vida en la academia defendió que sus padres habían encerrado en su interior un poderoso demonio que quería arrasar el mundo, el cual solo conocía la destrucción y el caos, por lo que la felicidad y la alegría era tan solo sentimientos pasajeros antes de que la entropía lo devolviera todo a la nada. La existencia de un jinchuriki no era algo nuevo. Como podía existir esa posibilidad, los docentes investigaron si aquello cierto cuando se corrió la voz de las palabras de la chica. En su cuerpo, no había ninguna marca que determinara algún tipo de sello. Lo cual, ella defendía como que el sello había hecho efecto y había restringido la manifestación del demonio, gracias al increíble trabajo que habían hecho sus padres.
Un día, Yuu comenzó a atacar a varios compañeros de su clase y se estaba comportando de forma agresiva mientras parecía tener una especie de lucha interior. Por diversas partes de su cuerpo se podían ver marcas negras, pero cuando un especialista en fuinjutsu llegó a la escena nada de lo que él hacía tenía efecto alguno. Y era normal que no pudiera reforzar un sello que no existía, porque tan solo se trataba de tinta que ella misma había pintado sobre su cuerpo.
Pero, según ella, no era una capacidad innata, sino que era algo más profundo.
Según ella, Yuu era el nombre por el que los mortales debían de conocerla y es que su auténtico nombre era Kurome Kurokami, la Diosa del Caos y la Destrucción. Durante toda su vida en la academia defendió que sus padres habían encerrado en su interior un poderoso demonio que quería arrasar el mundo, el cual solo conocía la destrucción y el caos, por lo que la felicidad y la alegría era tan solo sentimientos pasajeros antes de que la entropía lo devolviera todo a la nada. La existencia de un jinchuriki no era algo nuevo. Como podía existir esa posibilidad, los docentes investigaron si aquello cierto cuando se corrió la voz de las palabras de la chica. En su cuerpo, no había ninguna marca que determinara algún tipo de sello. Lo cual, ella defendía como que el sello había hecho efecto y había restringido la manifestación del demonio, gracias al increíble trabajo que habían hecho sus padres.
Un día, Yuu comenzó a atacar a varios compañeros de su clase y se estaba comportando de forma agresiva mientras parecía tener una especie de lucha interior. Por diversas partes de su cuerpo se podían ver marcas negras, pero cuando un especialista en fuinjutsu llegó a la escena nada de lo que él hacía tenía efecto alguno. Y era normal que no pudiera reforzar un sello que no existía, porque tan solo se trataba de tinta que ella misma había pintado sobre su cuerpo.
Pese a sus extravagantes historias sobre demonios y poderes ancestrales, Yuu se graduó en la academia sin muchos problemas. Ahora regenta la misma librería que sus padres llevaban, cuando no está de misión. Sigue siendo una chica bastante tímida y solitaria, aunque eso piensa que le da un toque bastante místico e interesante. Investigar y viajar por el mundo es su única meta, buscando volverse lo suficientemente fuerte como para destruir el supuesto demonio que encierra en su cuerpo y la ilusión de unos padres que jamás regresaran.
Y aunque sabe que esto es mentira, que toda su historia es falsa en el fondo de su corazón, es lo único que la aferra a seguir adelante.
— Guau, es realmente triste ¿no cree, Sr. Tiburon? Aunque no me termina de convencer el titulo de "Tragedia". Y creo que "El retorno" podría haberlo escrito mejor. Pero me gusta como quedo "Un nuevo comienzo" — una de sus manos soltó un lapiz, y se alejaron para agarrar lo que parecía una especie de peluche en forma de tiburon, pero realmente era una mochila con una gran cremalle que recorria una anca boca. Lo agarró de la parte superior del morro y la barbilla para gesicularla mientras ponía un divertido tono de voz. — "Oh si, es reamlente terrible. Espero que la vida de la pobre Yuu mejore. Es una buena chica aunque se comporte así". Yo también, Sr. Tiburon
Abrió sus fauces, y metió la cabeza en esta, mientras sollozaba.
— Yo también... Os echo mucho de menos... Mama... Papa... Os quiero mucho...
Y aunque sabe que esto es mentira, que toda su historia es falsa en el fondo de su corazón, es lo único que la aferra a seguir adelante.
— Guau, es realmente triste ¿no cree, Sr. Tiburon? Aunque no me termina de convencer el titulo de "Tragedia". Y creo que "El retorno" podría haberlo escrito mejor. Pero me gusta como quedo "Un nuevo comienzo" — una de sus manos soltó un lapiz, y se alejaron para agarrar lo que parecía una especie de peluche en forma de tiburon, pero realmente era una mochila con una gran cremalle que recorria una anca boca. Lo agarró de la parte superior del morro y la barbilla para gesicularla mientras ponía un divertido tono de voz. — "Oh si, es reamlente terrible. Espero que la vida de la pobre Yuu mejore. Es una buena chica aunque se comporte así". Yo también, Sr. Tiburon
Abrió sus fauces, y metió la cabeza en esta, mientras sollozaba.
— Yo también... Os echo mucho de menos... Mama... Papa... Os quiero mucho...
¡Gracias a Ranko por el avatar!