22/06/2022, 12:20
(Última modificación: 22/06/2022, 12:26 por Zhaoren Lyndis. Editado 1 vez en total.)
— ¿Un... Peine? — respondió atolondrado. Por suerte para Toshio, Ryu todavía conversevaba uno entre las pertenencias que llevaba encima, se lo ofreció sin saber muy bien que estaba pensando ahora aquel chaval, mientras sostenía ese horrible gorro entre sus manos.
Comenzó a peinarse bajo la mirada de sospecha del chunin que se mantenía de brazos cruzados, juzgándolo en silencio. Tan solo movió su pelo hacia atrás, dejando al descubierto por completo su rostro, pero parecía haber cambiado radicalmente su aspecto. Ahora se veía mucho mejor que antes, aunque tal vez era porque no llevaba ese estúpido gorro que hacia más mal que bien.
— Nada mal chaval, si tuvieras unos diez años más, me planteaba invitarte a cenar — respondió con una sonrisa ahora confiado. — De acuerdo, sígueme
Y volvió a entrar en la muchedumbre de las calles, bañadas por la luz de los carteles y las casas.
Tanto el interior como el exterior de la casa era alargado y algo cuadriculado, pero eso permitía tener unos pasillos más simples, y un mayor número de habitaciones, aunque estas fueran sencillas en su forma. Las paredes, suelos y techos estaban hechos de madera, y tenían un aspecto tradicional en los grabados de las puertas. Olas, flores, montañas, bosques, cualquier tipo cosa que pudiera imaginar adornaban las puertas correderas.
— Entonces saber hacer sobretodo tareas de hogar... Eso es genial, ¿qué sabes cocinar? Si sabes hacer algo exótico podemos añadirlo y... Oh, es verdad, tengo que presentarte todavía a la Oiran Mizuna. Vamos a los pisos de arriba — respondió para empezar a subir con dificultad unas escaleras.
Comenzó a peinarse bajo la mirada de sospecha del chunin que se mantenía de brazos cruzados, juzgándolo en silencio. Tan solo movió su pelo hacia atrás, dejando al descubierto por completo su rostro, pero parecía haber cambiado radicalmente su aspecto. Ahora se veía mucho mejor que antes, aunque tal vez era porque no llevaba ese estúpido gorro que hacia más mal que bien.
— Nada mal chaval, si tuvieras unos diez años más, me planteaba invitarte a cenar — respondió con una sonrisa ahora confiado. — De acuerdo, sígueme
Y volvió a entrar en la muchedumbre de las calles, bañadas por la luz de los carteles y las casas.
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Tanto el interior como el exterior de la casa era alargado y algo cuadriculado, pero eso permitía tener unos pasillos más simples, y un mayor número de habitaciones, aunque estas fueran sencillas en su forma. Las paredes, suelos y techos estaban hechos de madera, y tenían un aspecto tradicional en los grabados de las puertas. Olas, flores, montañas, bosques, cualquier tipo cosa que pudiera imaginar adornaban las puertas correderas.
— Entonces saber hacer sobretodo tareas de hogar... Eso es genial, ¿qué sabes cocinar? Si sabes hacer algo exótico podemos añadirlo y... Oh, es verdad, tengo que presentarte todavía a la Oiran Mizuna. Vamos a los pisos de arriba — respondió para empezar a subir con dificultad unas escaleras.
¡Gracias a Ranko por el avatar!