12/07/2022, 10:04
— Encima con buenos modales; chico, vas a llegar lejos — respondió, acariciándose el mentón ante la reverencia del pelirrojo, pensando en el dinero que podría llegar a embolsarse. — ¡Akira! ¡Hey, Akira! ¡Ven aquí! — gritó hacia el interior, usando su mano a modo de amplificador, aunque eso no sirviera de nada.
Poco después, una puerta del largo pasillo se abriría mientras un chico bastante alto salía de ella terminando de arreglar la parte superior de su kimono rojo. Su cabello era corto y algo alborotado, y tanto este como sus ojos eran de un color rosa pastel.
— ¿Y ahora que coño te pasa, viejo? ¿Te has caído y roto la cadera otra vez? ¿O quieres que vuelva a subirte el pantalón? — protestó mientras caminaba hasta la entrada, terminando de ajustarse su obi por delante
— ¿¡Quieres dejar de hablar de esa forma tan vulgar!? ¿¡Que van a pensar la clientela!? — se quejó ampliamente cuando este llego a la entrada.
— Que piensen lo que les dé la puta gana esa gentuza — pasó su mano al interior de su kimono, intentando buscar algo en sus bolsillos interiores.
— ¡Akira! ¡Son gente de alta cuna y estatus! ¡Tratalos con respeto!
— Mientras sean clientes, los trataré con respeto. ¡Pero a ti te puedo tratar como me de la gana, maldito viejo! — Gritó de vuelta, sacando una cajetilla finalmente de su kimono para posteriormente coger un cigarro.
— ¡T-Tsk!... En fin, este chaval esta buscando trabajo.
—Es guapo. Puede tener exito — sacó posteriormente un mechero, pero por más que machacaba la piedra, solo saltaban chispas una y otra vez. Lo agitó molesto en una ocasión para repetir, pero no consiguió sacar nada en claro, con lo que arrugó el ceño frustrado.
— Lo sé ¡ya sabes que tengo buen ojo!
— Si, ojala pudieras decir lo mismo sobre... Bueno, acompáñame — respondió haciéndole un gesto para volver al interior del edificio.
De su interior sacó algunos adornos para el pelo; palillos, diademas y otro largo etcétera. Conforme los observaba, miraba posteriormente a Hana y volvia a guardarlos para buscar otro.
— Bien, bien. Me gustan las chicas obedientes y buenas — respondió al ver como se negaba a actuar de ninguna forma que no fuera estar quieta y en silencio. Finalmente, dio con algo que la convenció y se acercó hasta ella. — Date la vuelta y recógete el pelo
Hana sabía lo que eso suponía. Si no tenía cuidado, Mizuna podría ver perfectamente que lo que llevaba encima se trataba de una peluca y esta podría sospechar algo. O bien era lo suficientemente habilidosa y había colocado bien aquel falso cabello, o se inventaba una excusa lo suficientemente aceptable que convenciera a la Oiran.
Poco después, una puerta del largo pasillo se abriría mientras un chico bastante alto salía de ella terminando de arreglar la parte superior de su kimono rojo. Su cabello era corto y algo alborotado, y tanto este como sus ojos eran de un color rosa pastel.
— ¿Y ahora que coño te pasa, viejo? ¿Te has caído y roto la cadera otra vez? ¿O quieres que vuelva a subirte el pantalón? — protestó mientras caminaba hasta la entrada, terminando de ajustarse su obi por delante
— ¿¡Quieres dejar de hablar de esa forma tan vulgar!? ¿¡Que van a pensar la clientela!? — se quejó ampliamente cuando este llego a la entrada.
— Que piensen lo que les dé la puta gana esa gentuza — pasó su mano al interior de su kimono, intentando buscar algo en sus bolsillos interiores.
— ¡Akira! ¡Son gente de alta cuna y estatus! ¡Tratalos con respeto!
— Mientras sean clientes, los trataré con respeto. ¡Pero a ti te puedo tratar como me de la gana, maldito viejo! — Gritó de vuelta, sacando una cajetilla finalmente de su kimono para posteriormente coger un cigarro.
— ¡T-Tsk!... En fin, este chaval esta buscando trabajo.
—Es guapo. Puede tener exito — sacó posteriormente un mechero, pero por más que machacaba la piedra, solo saltaban chispas una y otra vez. Lo agitó molesto en una ocasión para repetir, pero no consiguió sacar nada en claro, con lo que arrugó el ceño frustrado.
— Lo sé ¡ya sabes que tengo buen ojo!
— Si, ojala pudieras decir lo mismo sobre... Bueno, acompáñame — respondió haciéndole un gesto para volver al interior del edificio.
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De su interior sacó algunos adornos para el pelo; palillos, diademas y otro largo etcétera. Conforme los observaba, miraba posteriormente a Hana y volvia a guardarlos para buscar otro.
— Bien, bien. Me gustan las chicas obedientes y buenas — respondió al ver como se negaba a actuar de ninguna forma que no fuera estar quieta y en silencio. Finalmente, dio con algo que la convenció y se acercó hasta ella. — Date la vuelta y recógete el pelo
Hana sabía lo que eso suponía. Si no tenía cuidado, Mizuna podría ver perfectamente que lo que llevaba encima se trataba de una peluca y esta podría sospechar algo. O bien era lo suficientemente habilidosa y había colocado bien aquel falso cabello, o se inventaba una excusa lo suficientemente aceptable que convenciera a la Oiran.
¡Gracias a Ranko por el avatar!