23/08/2022, 20:06
Aunque el sol ya había desaparecido, y los tonos anaranjados habían abandonado el cielo, seguía notándose el impacto de la luz solar en forma de un cielo azul oscuro que tendía sus tonalidades de un lado a otro por el que era imposible todavía ver las estrellas salvo las más intensas en la zona más oscura. Debería de esperar algo más de tiempo hasta que la noche fuera cerrada, y por lo tanto tenía algo de tiempo para pensar como abordar aquello.
Ya había estado tanto en aquel gimnasio como en el extraño restaurante y no había sacado nada muy en claro. Mas allá de la casualidad de que la mujer que regentaba Los Lírios Rojos estaba supuestamente fuera de la ciudad cuando hace poco se había cometido aquel delito, levantaba algo de sospechas.
Mientras comía un pequeño aperitivo sentada de cuclillas en un techo, la morena le daba vueltas a como debía de actuar. Si la veían por los tejados puede que la confundieran por su objetivo, pero era más rápido que andar por las calles y le permitía abarcar un area más grande en cuanto a visual o sonoramente. Si se armaba un escandalo en unas calles alejadas, puede que pudiera llegar a escucharlo.
Lo suyo sería entonces pasar lo más desapercibido posible, concluyó mientras relamía uno de sus pulgares. Volteó la placa hacia el interior para ocultar el símbolo de la villa y posteriormente se puso la capucha negra de su sudadera de la cual salían dos pequeñas orejitas. No debería permanecer demasiado erguida, así que manteniéndose agazapada, avanzaría entre los edificios buscando aquella agilidad felina y sin apresurarse hasta quedar en un punto mas o menos intermedio entre La Jungla Azul y Los Lírios Rojos.
Ya había estado tanto en aquel gimnasio como en el extraño restaurante y no había sacado nada muy en claro. Mas allá de la casualidad de que la mujer que regentaba Los Lírios Rojos estaba supuestamente fuera de la ciudad cuando hace poco se había cometido aquel delito, levantaba algo de sospechas.
Mientras comía un pequeño aperitivo sentada de cuclillas en un techo, la morena le daba vueltas a como debía de actuar. Si la veían por los tejados puede que la confundieran por su objetivo, pero era más rápido que andar por las calles y le permitía abarcar un area más grande en cuanto a visual o sonoramente. Si se armaba un escandalo en unas calles alejadas, puede que pudiera llegar a escucharlo.
Lo suyo sería entonces pasar lo más desapercibido posible, concluyó mientras relamía uno de sus pulgares. Volteó la placa hacia el interior para ocultar el símbolo de la villa y posteriormente se puso la capucha negra de su sudadera de la cual salían dos pequeñas orejitas. No debería permanecer demasiado erguida, así que manteniéndose agazapada, avanzaría entre los edificios buscando aquella agilidad felina y sin apresurarse hasta quedar en un punto mas o menos intermedio entre La Jungla Azul y Los Lírios Rojos.