12/09/2022, 23:28
¡¡¡CRRAAAAACCCKK!!!
Sonó como un leño al partirse. La rodilla del esclavo quedó en una posición antinatural, en un ángulo atroz. Parecía que, desde que Daigo había perdido la movilidad en las piernas, se empeñaba en que los de su alrededor sucumbiesen al mismo destino, de manera más o menos definitiva.
Su patoso andar le condujo a través del umbral que conducía a un pasillo oscuro, mal iluminado. Sus esperanzas pudieron verse cumplidas: sus amigos —o, más bien, sus compañeros de prisión— estaban vivos. Casi no podía decirse lo mismo del ninja médico. Tenía las cuencas a punto de salírsele de las órbitas, la piel enfermizamente pálida e hilillos de baba le caían por los labios.
Cosas que pasan cuando la Estranguladora está encima de ti tirando de un hilo metálico alrededor de tu garganta.