16/09/2022, 02:41
La nueva proposición del ejercicio llamó bastante la atención de la médico. Sus lentes casi parecieron brillar por un instante, quizás la propia emoción fue imposible de ser ocultada. Respondió que se pondría a buscar un martillo, y así procedió. Entre tanto, el titiritero volvió a colocar a su marioneta en pie, retomando una posición semidefensiva. La chica no tardaría en encontrar un martillo bastante ligero, de empuñadura bien ornamentada. Parecía ligero y a la vez contundente, una simbiosis de lo más curiosa.
—Ese ejemplar se ve bastante interesante, señorita Moguko. ¿Qué opina?.
El chico también pareció apreciar el valor del arma, a pesar de la distancia que los separaba. Sin embargo, no era el único ejemplar de ese tipo. Poco más a su derecha, tenía también varios ejemplares de diferentes características. Había uno bastante pesado, que de seguro habría de usar a ambas manos. Por otro lado, había también otro que parecía tener una esfera en la cabeza, llegando a parecer más un lucero del alba que un mero martillo.
La elección sin embargo era cosa de la chica. Fuere lo que fuere, sería con lo que mejor se viese armada.
—Cuando esté lista, puede atacar. —Adelantó.
—Ese ejemplar se ve bastante interesante, señorita Moguko. ¿Qué opina?.
El chico también pareció apreciar el valor del arma, a pesar de la distancia que los separaba. Sin embargo, no era el único ejemplar de ese tipo. Poco más a su derecha, tenía también varios ejemplares de diferentes características. Había uno bastante pesado, que de seguro habría de usar a ambas manos. Por otro lado, había también otro que parecía tener una esfera en la cabeza, llegando a parecer más un lucero del alba que un mero martillo.
La elección sin embargo era cosa de la chica. Fuere lo que fuere, sería con lo que mejor se viese armada.
—Cuando esté lista, puede atacar. —Adelantó.