24/09/2022, 01:58
El grupo reanudó la marcha, aunque la Hambrienta permaneció donde estaba:
—Yo me quedo aquí —susurró—. Alguien tiene que vigilar por si viene alguien.
La puerta a la que llegó Daigo le recordó a la entrada al despacho del Morikage. Era una doble puerta, de madera maciza y enorme.
¿Qué haría?
—Yo me quedo aquí —susurró—. Alguien tiene que vigilar por si viene alguien.
La puerta a la que llegó Daigo le recordó a la entrada al despacho del Morikage. Era una doble puerta, de madera maciza y enorme.
¿Qué haría?