24/09/2022, 15:39
(Última modificación: 24/09/2022, 15:39 por Uchiha Datsue.)
Era un despacho lúgubre. Luces de neón azul oscuro iluminaban una estabcia tan grande que serviría como piso de alquiler para un ninja recién salido de la academia. Había una mesa rectangular al fondo, coronada por un asiento de cuero negro. A un lado, una mesa circular donde reposaba un gran mapa con figuras de soldados encima.
Había un par de sofás albotro lado, uno en frente del otro con una mesita pequeña en medio. Una estantería llena de libros, estanterías y cajones llenos de pergaminos perfectamente ordenados y un cuadro de Nathifa llenaban el resto del despacho.
Eso, y dos personas. Una mujer de unos sesenta años, de pelo blanco y corto y vestida enteramente de negro se encontraba junto a la mesa circular, moviendo un par de figuras. La otra tenía un kanji en la frente y sujetaba una toallita blanca, permaneciendo inmóvil al lado de una neverita portátil.
—Nathifa —dijo la mujer de pelo blanco—. Justi estaba cambiando la disposición defensiva. Creo que si...
Sus palabras se vieron ahogadas cuando al fin alzó la mirada. Tardó un segundo en comprender lo que sucedía, y otro en asustarse.
Con desesperación, salió corriendo hacia la mesa rectangular, como si quisiese cobijarse y escobderse tras ella.
Había un par de sofás albotro lado, uno en frente del otro con una mesita pequeña en medio. Una estantería llena de libros, estanterías y cajones llenos de pergaminos perfectamente ordenados y un cuadro de Nathifa llenaban el resto del despacho.
Eso, y dos personas. Una mujer de unos sesenta años, de pelo blanco y corto y vestida enteramente de negro se encontraba junto a la mesa circular, moviendo un par de figuras. La otra tenía un kanji en la frente y sujetaba una toallita blanca, permaneciendo inmóvil al lado de una neverita portátil.
—Nathifa —dijo la mujer de pelo blanco—. Justi estaba cambiando la disposición defensiva. Creo que si...
Sus palabras se vieron ahogadas cuando al fin alzó la mirada. Tardó un segundo en comprender lo que sucedía, y otro en asustarse.
Con desesperación, salió corriendo hacia la mesa rectangular, como si quisiese cobijarse y escobderse tras ella.