29/09/2022, 02:36
Se notaba que la chica no era la humana más social que había. Kyo no entendía bien si era que aún estaba nerviosa por su presencia o solo la chica era así. Sea como sea, la chica sacó un retrato de un gato y le preguntó si lo había visto en algún lado.
—¿Eh? — Observó con detenimiento aquella impresión. —Mmm. Estoy seguro de haberlo visto alguna vez, pero hace algún tiempo ya.
No por ser gato tenía que saber donde estaba Michio y, muchos menos, conocerlo. Pero, con algo de suerte, daba la casualidad que Kyo pensaba haber visto al gato anaranjado alguna vez. Podía llegar a ser un dato útil, sacando que era algo ambiguo la información que tenían sobre este. Ya era un punto por donde empezar, por lo menos.
—Niña, deberías cumplir tu misión por tu cuenta. Para eso te prepararon en la academia... Aunque, — se quedó observando como acercó el tupper con las sardinas restantes —puedo llegar a darte una pata parar encontrarlo.
Había elegido intentar darle una lección a la chica, la cual no podía depender de alguien más para realizar su tarea. Pero el soborno era bastante tentador para el gato que, además de ya no tener que hacer nada, se encontraba algo aburrido. También le ponía algo tranquilo que no pregunte ni por la nube de humo en el contenedor ni por el objeto que llevaba consigo, el cual no estaba más en ese lugar.
Aceptó las sardinas, tomando solo alguna más y dejando unas pocas de sobra. Procedió a empezar a subir las casas y quedarse mirando hacia un punto fijo.
—Ya te aviso que por esta zona no hay muchos gatos, por lo menos no en situación de calle. La gente de aquí no les suele dar comida. — Pensó en subirse a la shinobi y comenzar a guiarla hacia donde tenía que ir. Pero, teniendo el antecedente de como actuaba frente a él, prefirió que cada uno vaya por su cuenta. Por lo menos por ahora. —Vayamos a investigar por allí.
Kyo comenzó a saltar de casa en casa. No estaba yendo a la máxima velocidad que podía, ya había visto que la genin andaba algo confundida y agitada. Prefirió ir con cierto detenimiento y, de vez en cuando, pispeando un poco cada zona.
Si Sayori le seguía, tenían algunos minutos para llegar a donde pretendía Kyo. El gato no hablaría durante el trayecto, al menos que la ninja le tenga algo que decir o que preguntar.
—¿Eh? — Observó con detenimiento aquella impresión. —Mmm. Estoy seguro de haberlo visto alguna vez, pero hace algún tiempo ya.
No por ser gato tenía que saber donde estaba Michio y, muchos menos, conocerlo. Pero, con algo de suerte, daba la casualidad que Kyo pensaba haber visto al gato anaranjado alguna vez. Podía llegar a ser un dato útil, sacando que era algo ambiguo la información que tenían sobre este. Ya era un punto por donde empezar, por lo menos.
—Niña, deberías cumplir tu misión por tu cuenta. Para eso te prepararon en la academia... Aunque, — se quedó observando como acercó el tupper con las sardinas restantes —puedo llegar a darte una pata parar encontrarlo.
Había elegido intentar darle una lección a la chica, la cual no podía depender de alguien más para realizar su tarea. Pero el soborno era bastante tentador para el gato que, además de ya no tener que hacer nada, se encontraba algo aburrido. También le ponía algo tranquilo que no pregunte ni por la nube de humo en el contenedor ni por el objeto que llevaba consigo, el cual no estaba más en ese lugar.
Aceptó las sardinas, tomando solo alguna más y dejando unas pocas de sobra. Procedió a empezar a subir las casas y quedarse mirando hacia un punto fijo.
—Ya te aviso que por esta zona no hay muchos gatos, por lo menos no en situación de calle. La gente de aquí no les suele dar comida. — Pensó en subirse a la shinobi y comenzar a guiarla hacia donde tenía que ir. Pero, teniendo el antecedente de como actuaba frente a él, prefirió que cada uno vaya por su cuenta. Por lo menos por ahora. —Vayamos a investigar por allí.
Kyo comenzó a saltar de casa en casa. No estaba yendo a la máxima velocidad que podía, ya había visto que la genin andaba algo confundida y agitada. Prefirió ir con cierto detenimiento y, de vez en cuando, pispeando un poco cada zona.
Si Sayori le seguía, tenían algunos minutos para llegar a donde pretendía Kyo. El gato no hablaría durante el trayecto, al menos que la ninja le tenga algo que decir o que preguntar.