8/10/2022, 16:20
La chica quedó horrorizada ante la catástrofe que había provocado el martillo. Cuando lo tomó, para nada se hubiese imaginado un resultado así. Sin embargo, al ver que su compañero se repuso relativamente rápido y contestó al herrero, ella misma también lo hizo. Corroboró las palabras del titiritero, e incluso sugirió que en un futuro querría apropiarse de un arma con la supuesta aleación más elástica. Seguramente la idea de un metal tan sofisticado y ligero, y a la vez resistente, la habría maravillado. Hirihito sonrió, en lo que se llevaba ambas manos sobre su estómago.
—Sí, no tendré problema en ofrecer mi metal a quien lo necesite. Muchas gracias por echarme una mano con las prácticas, y con las sugerencias. Aunque seáis jóvenes, se os ve muy aplicados. Je, je, je.
El marionetista se acercó a su destrozada creación, antepuso un pergamino en el suelo, y realizó un simple sello. Sus marionetas, y los restos de algunas de sus partes, volaron como por arte de magia hacia el pergamino, y se convirtieron en parte de éste. Una técnica simple pero eficaz, que había tenido que desarrollar tras demasiados casos similares.
—Ha sido todo un placer, señor Hirohito.
—Creo que por mi parte, han terminado satisfactoriamente el encargo. Yo voy a seguir trabajando, podéis cerrar la puerta cuando salgáis.
El chico correspondería con una ligera reverencia, un mero tramite de respeto.
—¿Todo listo para irnos, señorita Moguko?.
—Sí, no tendré problema en ofrecer mi metal a quien lo necesite. Muchas gracias por echarme una mano con las prácticas, y con las sugerencias. Aunque seáis jóvenes, se os ve muy aplicados. Je, je, je.
El marionetista se acercó a su destrozada creación, antepuso un pergamino en el suelo, y realizó un simple sello. Sus marionetas, y los restos de algunas de sus partes, volaron como por arte de magia hacia el pergamino, y se convirtieron en parte de éste. Una técnica simple pero eficaz, que había tenido que desarrollar tras demasiados casos similares.
—Ha sido todo un placer, señor Hirohito.
—Creo que por mi parte, han terminado satisfactoriamente el encargo. Yo voy a seguir trabajando, podéis cerrar la puerta cuando salgáis.
El chico correspondería con una ligera reverencia, un mero tramite de respeto.
—¿Todo listo para irnos, señorita Moguko?.