8/10/2022, 16:49
Una vez fuera del refugio del metal, los genins quedaron bajo el eterno abrazo de la perpetua tormenta. La kunoichi, como en la anterior ocasión, alabó la colaboración entre ambos, y agregó que ojalá coincidieran de nuevo en el futuro. El titiritero afirmó con la cabeza, no podía estar más de acuerdo. Antes de la despedida, la chica inquirió que esperaba que el marionetita siguiese perfeccionando sus habilidades, y confirmó que así mismo ella lo haría.
—Sí, será un placer coincidir de nuevo en una misión con usted, señorita Moguko. Y la próxima vez que nos encontremos, mis marionetas serán mucho mejores. Puede contar con ello.
El shinobi realizó una leve reverencia también para despedirse de su compañera, como habría de esperar. Y sin más, procedería a ir a casa, pues le quedaba también un buen jornal. Tan solo si quería reparar a sus marionetas le costaría unas buenas horas, si se proponía mejorarlas de seguido, sin duda le costaría al menos una o dos semanas.
—Nos vemos en la próxima, señorita Moguko. —Terminaría despidiéndose.
—Sí, será un placer coincidir de nuevo en una misión con usted, señorita Moguko. Y la próxima vez que nos encontremos, mis marionetas serán mucho mejores. Puede contar con ello.
El shinobi realizó una leve reverencia también para despedirse de su compañera, como habría de esperar. Y sin más, procedería a ir a casa, pues le quedaba también un buen jornal. Tan solo si quería reparar a sus marionetas le costaría unas buenas horas, si se proponía mejorarlas de seguido, sin duda le costaría al menos una o dos semanas.
—Nos vemos en la próxima, señorita Moguko. —Terminaría despidiéndose.