14/10/2022, 11:46
Reiji había tenido una suerte agridulce. Por una parte, se encontraba en una isla completamente desierta —o esa es la primera impresión que tuvo, tras caminar por la playa más de media hora sin encontrarse a nadie ni con ningún rastro de civilización—. Tampoco había rastro de sus compañeros, Gyūki y Katsudon.
Por otra parte, tras darle media vuelta a la isla descubrió, a grandes rasgos, dónde se encontraba. Porque Reiji ya había viajado al País del Hierro anteriormente. Por eso pudo vislumbrar, allá en la lejanía, las estériles tierras, y más allá los árboles y la gran montaña con las tres mandíbulas de lobo. Al otro lado había otra costa, mucho más lejana. Debía de ser el País del Rayo. Allí una gigantesca explosión de energía le cegó casi por completo cuando la noche se hizo de día. Debía estar librándose una gran batalla. Porque aunque Reiji lo ignoraba, en su mayor parte, la guerra contra Kurama había comenzado. Tal vez él estaba librando también esa batalla, pero de otra forma distinta. En un inadvertido frente del noreste.
No había rastro de Katsudon ni de Gyūki, pero su objetivo estaba al alcance de un par de horas en barco. Reiji estaba, también, bastante seguro de poder lograrlo a pie, sorteando las olas. Pero eso conllevaría un riesgo bastante grande (Requerirá de dos tiradas de dados con tu Destreza y tu Resistencia).
También podía adentrarse en la pequeña jungla de cocoteros. Tal vez encontrase algo de utilidad, pero, ¿podía permitirse el tiempo perdido?
Por otra parte, tras darle media vuelta a la isla descubrió, a grandes rasgos, dónde se encontraba. Porque Reiji ya había viajado al País del Hierro anteriormente. Por eso pudo vislumbrar, allá en la lejanía, las estériles tierras, y más allá los árboles y la gran montaña con las tres mandíbulas de lobo. Al otro lado había otra costa, mucho más lejana. Debía de ser el País del Rayo. Allí una gigantesca explosión de energía le cegó casi por completo cuando la noche se hizo de día. Debía estar librándose una gran batalla. Porque aunque Reiji lo ignoraba, en su mayor parte, la guerra contra Kurama había comenzado. Tal vez él estaba librando también esa batalla, pero de otra forma distinta. En un inadvertido frente del noreste.
No había rastro de Katsudon ni de Gyūki, pero su objetivo estaba al alcance de un par de horas en barco. Reiji estaba, también, bastante seguro de poder lograrlo a pie, sorteando las olas. Pero eso conllevaría un riesgo bastante grande (Requerirá de dos tiradas de dados con tu Destreza y tu Resistencia).
También podía adentrarse en la pequeña jungla de cocoteros. Tal vez encontrase algo de utilidad, pero, ¿podía permitirse el tiempo perdido?