20/10/2022, 09:26
Por un momento el hombre parecía que se iba a poner a ordenar algunas cosas de la casa, cosa de que cuando entre la chica no se le haga molesta su estadía. Pero fue rápido el cambio de parecer, algo había llamado la atención de la ninja. El gato gris, que seguía avanzando lentamente, apareció en el rango de visión de Ohara. Este se quedó viéndolo, incluso prestándole menos atención a la pequeña.
—Oh... bien, me alegro. — Soltó luego del saludo de la muchacha, saliendo de su estado ensimismado. —Un gusto pequeña, hasta pronto.
Miró por unos segundos como se alejaba hacia el callejón para reunirse con el gris. Luego de que ya se alejara lo suficiente, simplemente cerró la puerta de su casa. Estaba feliz por saber que Michio volvía con su dueña y que podía llegar a verlo en otras ocasiones. Tal vez, en otra situación, podría volver a cruzarse con Sayori.
Kyo ya empezó a ver a la Yuki cuando se dirigía en su dirección. No parecía del todo inspirado, tampoco parecía que le había ido bien en su búsqueda individual. Sin embargo, poco tardó en cambiar la expresión cuando notó que la chica tenía algo entre brazos.
—Por mi madre dime que encontraste al gato.
El felino se fue acercando, ahora menos lento que antes. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, buscaba el ángulo de visión para ver al gato que llevaba. No podía verlo bien, pero pudo notar el pelaje naranja.
—Supongo que lo has conseguido, ¿verdad? — No era una pregunta retórica, pero casi que sabía su respuesta. —Si es el caso, supongo que ya no hay mucho más que hacer.
—Oh... bien, me alegro. — Soltó luego del saludo de la muchacha, saliendo de su estado ensimismado. —Un gusto pequeña, hasta pronto.
Miró por unos segundos como se alejaba hacia el callejón para reunirse con el gris. Luego de que ya se alejara lo suficiente, simplemente cerró la puerta de su casa. Estaba feliz por saber que Michio volvía con su dueña y que podía llegar a verlo en otras ocasiones. Tal vez, en otra situación, podría volver a cruzarse con Sayori.
Kyo ya empezó a ver a la Yuki cuando se dirigía en su dirección. No parecía del todo inspirado, tampoco parecía que le había ido bien en su búsqueda individual. Sin embargo, poco tardó en cambiar la expresión cuando notó que la chica tenía algo entre brazos.
—Por mi madre dime que encontraste al gato.
El felino se fue acercando, ahora menos lento que antes. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, buscaba el ángulo de visión para ver al gato que llevaba. No podía verlo bien, pero pudo notar el pelaje naranja.
—Supongo que lo has conseguido, ¿verdad? — No era una pregunta retórica, pero casi que sabía su respuesta. —Si es el caso, supongo que ya no hay mucho más que hacer.