3/11/2022, 00:13
(Última modificación: 3/11/2022, 00:18 por Tsukiyama Daigo. Editado 1 vez en total.)
— ¿Por qué te odiaría? —Le preguntó—. Estás haciendo lo que crees correcto. Nunca te disculpes por eso.
Aquella era una lección que había aprendido de una vieja amiga que conoció en el desierto, aunque la había interpretado a su manera, eso sí. A Daigo le habría gustado darle algún consejo más para reconfortarla, pero un guardia ya le estaba intentando tomar del brazo para esposarlo.
Le quedaba muy poco tiempo.
— Cierra los ojos ¿sí? —Le pidió—. Me necesitan fuera.
Tsukiyama Daigo fue esposado, apagando el fuego de su esfuerzo y su esperanza para siempre, o eso es lo que todo el mundo creyó ver durante un instante. El guardia el guardia que lo tenía agarrado se daría cuenta rápidamente de que lo que sostenía no era a un peliverde insurgente, sino a una camiseta en llamas que le quemaría la mano. El chico se había intercambiado con una de las muchas camisetas que los guardias habían tirado al suelo y encendido momentos atrás. Las mismas camisetas que Nathifa había dejado atrás caminando.
la carcelera se daría cuenta de su error apenas un instante después, probablemente. Cuando una lanza hecha completamente de electricidad viajó directamente hacia su espalda, buscando atravesarle el corazón. No hubo ningún aviso más allá del chisporroteo de la electricidad, ni un comentario después del ataque, ni un grito victorioso con el nombre de su técnica ni nada. Solo una mirada llena de odio a la única persona que mataría por propia voluntad con sus propias manos. ¿O acaso sería la primera de muchas?
Escupió una nube de humo al suelo, ocultándose tanto a sí mismo como a los guardias en ella.
— ¡Guardias...! —Escucharían a Nathifa exclamar, aunque necesitaría un momento para tomar aire. Estaba exhausta—. Alto.
Aquella era una lección que había aprendido de una vieja amiga que conoció en el desierto, aunque la había interpretado a su manera, eso sí. A Daigo le habría gustado darle algún consejo más para reconfortarla, pero un guardia ya le estaba intentando tomar del brazo para esposarlo.
Le quedaba muy poco tiempo.
— Cierra los ojos ¿sí? —Le pidió—. Me necesitan fuera.
Tsukiyama Daigo fue esposado, apagando el fuego de su esfuerzo y su esperanza para siempre, o eso es lo que todo el mundo creyó ver durante un instante. El guardia el guardia que lo tenía agarrado se daría cuenta rápidamente de que lo que sostenía no era a un peliverde insurgente, sino a una camiseta en llamas que le quemaría la mano. El chico se había intercambiado con una de las muchas camisetas que los guardias habían tirado al suelo y encendido momentos atrás. Las mismas camisetas que Nathifa había dejado atrás caminando.
la carcelera se daría cuenta de su error apenas un instante después, probablemente. Cuando una lanza hecha completamente de electricidad viajó directamente hacia su espalda, buscando atravesarle el corazón. No hubo ningún aviso más allá del chisporroteo de la electricidad, ni un comentario después del ataque, ni un grito victorioso con el nombre de su técnica ni nada. Solo una mirada llena de odio a la única persona que mataría por propia voluntad con sus propias manos. ¿O acaso sería la primera de muchas?
Escupió una nube de humo al suelo, ocultándose tanto a sí mismo como a los guardias en ella.
— ¡Guardias...! —Escucharían a Nathifa exclamar, aunque necesitaría un momento para tomar aire. Estaba exhausta—. Alto.
![[Imagen: IMG-20210515-202948-586.png]](https://i.ibb.co/fqtcMG8/IMG-20210515-202948-586.png)
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.