9/11/2022, 12:24
Los párpados de Daigo se cerraron, y algo más oscuro que el negro más puro le envolvió. Oyó una puerta abriéndose, en algún lado. ¿La puerta al Yomi? Oyó pasos. Alguien se acercaba para alzarle con delicadeza. ¿Sería la mismísima Izanami? En ese momento, su corazón dejó de latir. La sangre dejó de drenarse a sus músculos. A sus puños. A su cerebro.
Daigo. El Daigo que todos conocían. El Protector. El Pacifista. El que negaba a rendirse. El luchador que se negaba a matar incluso a aquellos que se lo merecían. Él... Envuelto en sangre y arena. Sangre de sus enemigos. La arena del desierto. Él...
... murió.