12/11/2022, 14:26
El anciano seguía gritando y aporreando la pared imaginaria, esa que no era tan imaginaria pues era tan sólida como un muro de acero a efectos físicos. El peliblanco soltaba sandeces —¿¡QUE CLASE DE BRUJERÍA ES ESTA!? ¡Dejárse de tonterías! ¿CUANDO OS PILLE... OS VAIS A CAGAR! en lo que trataba de atravesar ese umbral, evidentemente sin éxito. La pequeña por su parte no parecía ni hacerle caso al anciano, como si ya estuviese acostumbrada a ese lenguaje tan soez por parte del experimentado hombre.
Entre tanto, el genin había soltado el brazo de su compañera tan pronto como ésta vio que su acción hubiese tenido unas consecuencias desastrosas: Quedar atrapada allí. Pareció ver tan claro como el resto los efectos de algún tipo de jutsu, que retenía al anciano con una especie de barrera. Había leído de técnicas por el estilo, pero nada que llegase tan lejos, o que se hubiese hecho con un área tan grande. Moguko no tardó demasiado en preguntar quién podría ser responsable de eso. Pero esa pregunta era una incógnita a la que nadie de su rango podía tener una respuesta...
—Tiene que haber sido un shinobi de una gran maestría en técnicas de sellado... no podría dar un nombre, porque no conozco a nadie capaz de hacer algo así.
—Todos están atrapados, no es solo el señor Tanaka. Todos están atrapados, repitiéndose todo, y olvidando todo. Hasta los animales están atrapados. —Aclaró con tono fúnebre la pequeña, como si hubiese estado investigando lo que pasaba allí.
»Al final mi amiga no pudo hacer lo que quería: Demostrar su valentía. Le quedaba poco de vida según los médicos, y ella dijo que demostraría a todos que incluso así, podía convertirse en kunoichi y cumplir... sus sueños.
El chico arqueó la ceja. Esos datos no los había soltado antes. Quizás lo hacía ahora, que ellos parecían confiar en ella, o al menos creer en lo que decía. Quiso preguntar, pero por ahora no sabía ni qué preguntar.
Entre tanto, el genin había soltado el brazo de su compañera tan pronto como ésta vio que su acción hubiese tenido unas consecuencias desastrosas: Quedar atrapada allí. Pareció ver tan claro como el resto los efectos de algún tipo de jutsu, que retenía al anciano con una especie de barrera. Había leído de técnicas por el estilo, pero nada que llegase tan lejos, o que se hubiese hecho con un área tan grande. Moguko no tardó demasiado en preguntar quién podría ser responsable de eso. Pero esa pregunta era una incógnita a la que nadie de su rango podía tener una respuesta...
—Tiene que haber sido un shinobi de una gran maestría en técnicas de sellado... no podría dar un nombre, porque no conozco a nadie capaz de hacer algo así.
—Todos están atrapados, no es solo el señor Tanaka. Todos están atrapados, repitiéndose todo, y olvidando todo. Hasta los animales están atrapados. —Aclaró con tono fúnebre la pequeña, como si hubiese estado investigando lo que pasaba allí.
»Al final mi amiga no pudo hacer lo que quería: Demostrar su valentía. Le quedaba poco de vida según los médicos, y ella dijo que demostraría a todos que incluso así, podía convertirse en kunoichi y cumplir... sus sueños.
El chico arqueó la ceja. Esos datos no los había soltado antes. Quizás lo hacía ahora, que ellos parecían confiar en ella, o al menos creer en lo que decía. Quiso preguntar, pero por ahora no sabía ni qué preguntar.