12/11/2022, 18:11
(Última modificación: 12/11/2022, 18:11 por Senju Hayato.)
Moguko sugirió entonces que recapacitasen un momento. Alzó un dedo en lo que comentaba una posibilidad, la de buscar por el alrededor de la técnica en pos de encontrar algo, algo que ni siquiera sabían que era. Además de contar con el riesgo de meterse sin querer en la zona prohibida. Tras ello alzó otro dedo, y comentó otra posibilidad. La más arriesgada de hecho. Meterse dentro, sin saber nada de lo que estaban manipulando, no era solo arriesgado, podía ser cavar su propia tumba. Tras culminar con ésta opción, levantó un tercer dedo, y comentó una tercera opción. Ésta trataba de pedir ayuda, lo cuál podía deducir el titiritero que se venía refiriendo a avisar en Ame.
—¿Y a quién pedimos ayuda? —Preguntó la pequeña. —Ya intenté avisar a los ninjas, pero no me hacen caso... Creo que tendré que ahorrar dinero, porque trabajan por dinero. ¿No?.
Y allí, se delató quién era la artificie de esas notas que llegaban a Ame. Al parecer, ésta pequeña era la que había estado escribiendo, y por la cuál había empezado ésta misión. El chico quedó pensando por un instante, y levantó también un dedo.
—También está la opción de... —Miró a su alrededor, y tomó una pequeña piedra cercana. Poco después, miró en su bolsillo con su diestra, y tomó un hilo que ató a la susodicha piedra. —Si todo puede entrar, pero no puede salir...
Lanzó la piedra hacia donde debiere estar la barrera, y tras el lanzamiento arrastraría de ésta. El efecto pudo ser lo que el chico había pretendido, pues para cuando llegó al límite territorial, la piedra tropezó con la barrera. Por mucho que tirase el chico, la piedra no saldría del área prohibida, de hecho quedaba incluso flotando por la presión contra la pared de chakra.
—Así podemos saber el límite de ésta cosa. —Sentenció, refiriéndose a lo que fuese que encerraba todo en ese área.
—¡Woooooooooooh!
—¿Y a quién pedimos ayuda? —Preguntó la pequeña. —Ya intenté avisar a los ninjas, pero no me hacen caso... Creo que tendré que ahorrar dinero, porque trabajan por dinero. ¿No?.
Y allí, se delató quién era la artificie de esas notas que llegaban a Ame. Al parecer, ésta pequeña era la que había estado escribiendo, y por la cuál había empezado ésta misión. El chico quedó pensando por un instante, y levantó también un dedo.
—También está la opción de... —Miró a su alrededor, y tomó una pequeña piedra cercana. Poco después, miró en su bolsillo con su diestra, y tomó un hilo que ató a la susodicha piedra. —Si todo puede entrar, pero no puede salir...
Lanzó la piedra hacia donde debiere estar la barrera, y tras el lanzamiento arrastraría de ésta. El efecto pudo ser lo que el chico había pretendido, pues para cuando llegó al límite territorial, la piedra tropezó con la barrera. Por mucho que tirase el chico, la piedra no saldría del área prohibida, de hecho quedaba incluso flotando por la presión contra la pared de chakra.
—Así podemos saber el límite de ésta cosa. —Sentenció, refiriéndose a lo que fuese que encerraba todo en ese área.
—¡Woooooooooooh!