13/11/2022, 16:36
Tras la reacción de las ancianas, Moguko se dio cuenta de que quizás se había excedido. Bueno, más que excederse, simplemente había dado la casualidad. Arata alzó la mano y la ladeó un par de veces, restándole importancia al asunto. Después de todo, él también había errado en muchas ocasiones, y ahora no era momento de lamentaciones. Fue entonces que su compañera sentenció que ese lugar era realmente extraño, e incluso propuso de reanudar la marcha e investigar lo que faltaba del alrededor del poblado.
—Claro que... —Quiso afirmar, pero su voz se vio cortada por la de la anciana. —¿Qué estáis haciendo con esa piedra?
Arata rápidamente negó con gestos de mano, entrecruzándolas. —Nada, nada...
—Si que son raros esos jóvenes.
—Si, si, ni que lo digas. —Sentenció la otra.
El titiritero miró a su acompañante, y tras ello a la pequeña. —Si, creo que será mejor continuar.
—¡Bieeen!
—Por cierto, ¿qué querías averiguar de ellas?. ¿No las consideraste muy calmadas?. Casi parecían estar ajenas a lo que sucede...
—Claro que... —Quiso afirmar, pero su voz se vio cortada por la de la anciana. —¿Qué estáis haciendo con esa piedra?
Arata rápidamente negó con gestos de mano, entrecruzándolas. —Nada, nada...
—Si que son raros esos jóvenes.
—Si, si, ni que lo digas. —Sentenció la otra.
El titiritero miró a su acompañante, y tras ello a la pequeña. —Si, creo que será mejor continuar.
—¡Bieeen!
—Por cierto, ¿qué querías averiguar de ellas?. ¿No las consideraste muy calmadas?. Casi parecían estar ajenas a lo que sucede...