14/11/2022, 16:57
Yuu despertaria una cantidad de tiempo incierta más tarde, sin saber donde ni cuando ni qué. Y el primer sentido en volverle a la vida sería el oido.
— ¡No pensé que se desmayaría! — se justificaba una voz ligeramente conocida.
— ¿Es que no aprendes, señorita? ¡Fallaste tu última misión por lo mismo! — la amonestaba Kiyomi, claramente molesta.
— Jajajaja, qué bueno fue. Pero ese chico se lo ganó a pulso. Venga a decir que era el más valiente de Uzushiogakure y que ni a Kurama temía. Y va... jajajajaja... ¡y se mea encima en cuanto ve al fantasma!
Yuu se encontraba tumbada sobre uno de los bancos del interior del edificio del Uzukage, dispuestos para que la gente pudiese sentarse a esperar. Por suerte, aquella mañana estaba siendo tranquila y solo estaban ellas tres por los alrededores. Kiyomi, la extraña peliblanca y ella.
A diferencia del fantasma que había visto, esta sí tenía ojos, de un color azul claro, y se estaba tapando sus rosados labios con la mano para reirse tras ella. Kiyomi estaba de cuclillas a su lado mientras que la chica estaba de pie a un lado, pasandoselo en grande con sus recuerdos.
— Oh, ya has despertado. ¿Cómo te encuentras, Yuu-chan? — le preguntó la encargada en cuanto se percate de su consciencia.
— ¡No pensé que se desmayaría! — se justificaba una voz ligeramente conocida.
— ¿Es que no aprendes, señorita? ¡Fallaste tu última misión por lo mismo! — la amonestaba Kiyomi, claramente molesta.
— Jajajaja, qué bueno fue. Pero ese chico se lo ganó a pulso. Venga a decir que era el más valiente de Uzushiogakure y que ni a Kurama temía. Y va... jajajajaja... ¡y se mea encima en cuanto ve al fantasma!
Yuu se encontraba tumbada sobre uno de los bancos del interior del edificio del Uzukage, dispuestos para que la gente pudiese sentarse a esperar. Por suerte, aquella mañana estaba siendo tranquila y solo estaban ellas tres por los alrededores. Kiyomi, la extraña peliblanca y ella.
A diferencia del fantasma que había visto, esta sí tenía ojos, de un color azul claro, y se estaba tapando sus rosados labios con la mano para reirse tras ella. Kiyomi estaba de cuclillas a su lado mientras que la chica estaba de pie a un lado, pasandoselo en grande con sus recuerdos.
— Oh, ya has despertado. ¿Cómo te encuentras, Yuu-chan? — le preguntó la encargada en cuanto se percate de su consciencia.