18/11/2022, 13:17
El húmedo y asfixiante calor de aquella isla pronto se hizo presente, agotando al joven que buscaba, desesperado, algún tipo de ayuda para poder retomar su viaje. Allí había madera de sobra, si es que lo que quería era construir una balsa. Podía encontrar comida sin problemas: aparte del pescado fresco que podía extraer del mar, en aquella isla habitaban unos gordos y feos jabalíes que parecían, eso sí, clavar la vista en la espada de Reiji y salir corriendo en cuanto veían al muchacho.
Sin duda, allí había una gran cantidad de recursos, para lo que quisiese hacer. Reiji había explorado nada más que las capas exteriores del círculo de cocoteros y arbustos. Cada vez se hacía más denso. Podía reunir todo lo necesario ahí mismo, o quizás adentrarse en el bosque.
De pronto reparó en que había un ligero olor a humo, colándose entre los agradables aromas de las flores y la boñiga de cerdo.
Sin duda, allí había una gran cantidad de recursos, para lo que quisiese hacer. Reiji había explorado nada más que las capas exteriores del círculo de cocoteros y arbustos. Cada vez se hacía más denso. Podía reunir todo lo necesario ahí mismo, o quizás adentrarse en el bosque.
De pronto reparó en que había un ligero olor a humo, colándose entre los agradables aromas de las flores y la boñiga de cerdo.