8/12/2022, 04:23
Poco a poco la pequeña Sayori iba a avanzar, intentando ir por lugares con menos gente. Si alguien estuviera mirándola desde arriba, era como ver una pequeña hormiga abriéndose camino entre tierra abundante y molesta. A diferencia del insecto, la chica iría esquivando gente más que despejando el camino, buscando huecos libres. De hecho, hasta había momentos que parecía que la iban a atropellar de nuevo. No pasó pero si le habrán chocado de rebote, dándoles varios golpes en los hombros.
Era algo agobiante pasar por toda esa odisea, pero todo trabajo da sus frutos. O no.
Parecía que había llegado al lugar al que pensaba ir. Pero, al llegar, había otra cosa ahí. Un restaurante grande y con un cartel bastante luminoso. No veía indicios del otro lugar que avistó antes.
¿Cómo podía ser? Ahí había un bar, eso era lo que creía ella. De hecho, podía pensar que se había guiado bien al bar ¡Qué difícil es orientarse en Ame!
Sea como sea, ahora tenía que volver a buscar un lugar así o similar y, desde ese punto, no podía divisarlo. Podía seguir buscando por esa calle o dirigirse a alguna con menos tránsito de gente.
Era algo agobiante pasar por toda esa odisea, pero todo trabajo da sus frutos. O no.
Parecía que había llegado al lugar al que pensaba ir. Pero, al llegar, había otra cosa ahí. Un restaurante grande y con un cartel bastante luminoso. No veía indicios del otro lugar que avistó antes.
¿Cómo podía ser? Ahí había un bar, eso era lo que creía ella. De hecho, podía pensar que se había guiado bien al bar ¡Qué difícil es orientarse en Ame!
Sea como sea, ahora tenía que volver a buscar un lugar así o similar y, desde ese punto, no podía divisarlo. Podía seguir buscando por esa calle o dirigirse a alguna con menos tránsito de gente.