17/12/2022, 23:11
Yuri siguió a su subordinada esperando que en algún momento diese con el gato en cuestión. O al menos que intentase buscarlo. Lejos de ver una mirada inquisitiva en sus ojos, Yuu iba con las bragas por los tobillos por los gatos. Estaba claro que solo quería jugar con ellos y hundirse en el mar de pelo que eran.
Cuando la anfitriona le ofreció sentarse, Yuu se lanzó al sillón sin pensarselo. Al igual que habían hecho anteriormente, los gatos se apartaron justo cuando fuese a sentarse, pero a diferencia de con su dueña, no volvieron a ponerse encima. A excepción de un pequeño gato blanco con motas anaranjadas, que le saltó en el regazo y se acurrucó en él.
— No podemos sentarnos, estamos de misión. Hay un niño ahí fuera que espera que le devolvamos a su gato. ¿Verdad, Yuu? — le dijo mientras le ponía una mano en el hombro, de pie a su lado.
— Claro, claro. Podéis buscarlo libremente. No querría yo retener ningún minino contra su voluntad. — asintió sin pensarselo dos veces, acariciando un total de cinco gatos con sus manos.
Cuando la anfitriona le ofreció sentarse, Yuu se lanzó al sillón sin pensarselo. Al igual que habían hecho anteriormente, los gatos se apartaron justo cuando fuese a sentarse, pero a diferencia de con su dueña, no volvieron a ponerse encima. A excepción de un pequeño gato blanco con motas anaranjadas, que le saltó en el regazo y se acurrucó en él.
— No podemos sentarnos, estamos de misión. Hay un niño ahí fuera que espera que le devolvamos a su gato. ¿Verdad, Yuu? — le dijo mientras le ponía una mano en el hombro, de pie a su lado.
— Claro, claro. Podéis buscarlo libremente. No querría yo retener ningún minino contra su voluntad. — asintió sin pensarselo dos veces, acariciando un total de cinco gatos con sus manos.